Las siembras hechas por los cazadores para la fauna silvestre sirvieron de cortafuegos para evitar que las llamas se extendiesen en el incendio producido hace aproximadamente un mes en las cercanías de la localidad zamorana de Mahíde.
Los socios del coto, unos 20 miembros, han pasado por el ‘trance’ de ver cómo las llamas han calcinado 1.200 hectáreas de las 2.000 que lo forman, sin bien podrían haber sido más de no ser por sus siembras cinegéticas cuyo perímetro aran dejando un pequeño margen de barbecho.
Siembras que no se cosechan
Las siembras que realizan los cazadores para la caza ni se cosecha en seco ni se siega en verde: «Viene muy bien para todo tipo de fauna, cinegética y protegida, porque cuando empieza a brotar, los animales se la comen en verde y luego, durante el verano, cuando espiga y echa el trigo y el centeno, que es lo que solemos sembrar, ellos aprovechan las espigas y la paja, lo que aquerencia mucho a los animales y les sirve de alimento», explica Alberto Barrios, miembro del coto, a la redacción de Jara y Sedal.
Les sirve a ciervos y corzos «como método de defensa»
Barrios explica que las siembras también les ha servido a los animales de defensa, además de como cortafuegos: «El incendio llegó justo hasta esa zona y se paró, ya que la siembra la solemos perimetrar, puesto que le damos unas aradas pegadas al monte. Eso lo hacemos para que tanto los corzos como los ciervos tengan defensa frente al lobo, ya que hay mucha densidad de cánidos en esta zona», indica. De esta forma, y no sembrando alrededor del monte en una franja de unos cuatro y cinco metros, se consigue que los animales tengan visibilidad: «Eso les sirve como defensa, y además sirve como cortafuegos», apunta el cazador.
Barrios detalla por último que tienen unas 30 hectáreas sembradas en total: «Se nota muchísimo tanto en la caza menor como en la mayor. Además, las siembras cinegéticas permite que críen muchos insectos que comen los pollos de perdiz, que es la base de alimentación para sus primeros días de vida», añade.