Las redes sociales se han llenado de comentarios y burlas tras la difusión de un vídeo en el que se muestra una de las nuevas motos eléctricas del SEPRONA, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil. En la filmación, un usuario comenta irónicamente: «Y con esto pretenden que la Guardia Civil persiga a la gente. Con una Zero eléctrica. Me cago en la leche. Pobrecillo el que le toque hacer el servicio encima de este trasto». Esta publicación ha reavivado el debate sobre la idoneidad de las motos eléctricas que la Guardia Civil anunció con orgullo.
Fue a finales de 2022 cuando se hizo pública la entrega de 157 motos eléctricas destinadas al SEPRONA. La marca elegida para este contrato de renovación de vehículos, con un presupuesto de 2,2 millones de euros, fue ZERO, y el modelo seleccionado, la FX ZF7.2, con una autonomía de hasta cuatro horas. Todas las motos están equipadas con un kit policial que incluye parrilla trasera y bolsa de transporte, pilotos y sirena policial, protectores de puño y defensa de protección de bajos y laterales.
Las motos eléctricas del SEPRONA, están equipadas con una batería de 7,2 kWh que proporciona hasta 146 kilómetros de autonomía en ciudad. Sin embargo, en pruebas reales, la autonomía se redujo a 89 kilómetros en entornos urbanos y a 68 kilómetros en vías de circunvalación. Para recargar completamente la batería, se necesita un cargador de 650 vatios que se conecta a un enchufe doméstico, tardando aproximadamente 7 horas en alcanzar el 100%. Estas limitaciones han generado críticas sobre su idoneidad para el trabajo en el campo, donde la autonomía y la rapidez de recarga son cruciales.
Los propios agentes solicitaron su retirada
Sin embargo, los propios agentes del SEPRONA solicitaron la retirada de estas motos eléctricas, argumentando que no son seguras para su trabajo. La asociación nacional de guardias civiles Jucil publicó varios tuits pidiendo la retirada de las motos eléctricas de la Guardia Civil. Según los responsables de esta asociación, más allá de la autonomía, el problema radica en que las motos eléctricas no están preparadas para las exigencias del trabajo en el campo. Echan en falta, entre otras cosas, neumáticos todoterreno y el guardabarros delantero. También critican la ausencia de defensas laterales, lo que «entorpece sacar la pierna buscando posibles apoyos y puede provocar golpes en las piernas del motorista».
#JUCIL solicita la inmovilización de las motos eléctricas del Seprona.
— Jucil Nacional (@jucilnacional) April 17, 2023
Tras su puesta en marcha, hemos detectado graves defectos y deficiencias que pueden ser un peligro para los agentes.
Para lo cual hemos emitido un informe realizado por un Guardia Civil experto del Seprona. pic.twitter.com/j8CwqHn9VK
La entrega de las motos eléctricas al SEPRONA fue inicialmente recibida con entusiasmo, ya que representaba un paso hacia la modernización y sostenibilidad de los vehículos de la Guardia Civil. Sin embargo, la realidad ha demostrado que estos vehículos no cumplen con las necesidades específicas de los agentes que trabajan en el campo. La falta de adaptaciones adecuadas para terrenos difíciles y la limitada autonomía han sido los principales puntos de crítica.
La asociación Jucil fue especialmente vocal en sus críticas, destacando que las motos eléctricas no solo son inadecuadas para el trabajo en el campo, sino que también pueden poner en peligro la seguridad de los agentes.