La localidad turolense de Alba, de 170 habitantes, inauguró en la tarde de este martes 28 de julio una estatua dedicada al corzo debido a lo que su caza significa tanto para el municipio como para su comarca.
Manuel Simón Lasheras, gestor del coto social de la localidad turolense, ha narrado todos los detalles de cómo él mismo diseñó esta pieza realizada en acero en una empresa del País Vasco a la que le entregó los moldes.
«Queríamos dejar grabada en la estatua de este corzo la importancia de la caza y todo lo que supone para la zona», comienza explicando este cazador y gestor de un coto de 70 socios. En el acto, al que acudieron distintas autoridades de la zona y representantes de cotos de caza del lugar, se respetaron todas las medidas de seguridad. «Básicamente dijimos unas palabras y procedimos a la iluminación y al encendido de la fuente», relata Simón.
Una zona eminentemente corcera
La de Alba se trata de una zona de la provincia de Teruel con bastante corzo: «Es un pueblo que durante los fines de semana y festivos tiene mucha afluencia y en verano multiplica por diez su población», relata sobre la realidad del mundo cinegético para la zona.
La caza para el municipio «supone un empujón económico brutal, ya que la mayoría de casas rurales se alquilan a cazadores, y eso deja mucho dinero al pueblo que sirve para arreglar infraestructuras como el alumbrado o las calles», pone en valor Simón.
Además, también destaca el control de plagas y el mantenimiento del monte que hace el colectivo de cazadores: «Si no, ninguna Administración se preocuparía de nosotros», explica Simón, que además es teniente de alcalde del municipio turolense.
«Los cazadores hacemos balsas en tiempos de sequía, arreglamos y cuidamos el monte tras tormentas grandes, tenemos casetas de cazadores distribuidas por el monte y, aunque sean pagadas por los cazadores, cualquier vecino puede disfrutarlas…», sigue enumerando sobre los beneficios de la actividad cinegética para el lugar.
Así es el ‘jabalí’ más grande del mundo
Miles de personas disfrutan desde hace años y cada día de una escultura gigante de jabalí instalada «como símbolo de paz» en la región de las Ardenas, entre Bélgica y Francia.
La escultura que lleva por nombre ‘Woinic’, salió de Bogny-sur-Meuse –ciudad situada en el norte de Francia- hacia Saulces-Monclin, en pleno departamento de las Ardenas. Fue transportada en un camión y recorrerá catorce comunidades hasta llegar a su destino. Te lo contamos en este enlace.