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Los piojos de mar, culpables del sangriento ataque a un joven australiano en Melbourne

Pies de Sam Kanizay tras el ataque, facilitadas por su padre / Fotografía: Jarrod Kanizay

Las heridas que sufrió el joven al meter los pies en el mar para refrescarse tras jugar un partido de fútbol, han dado la vuelta al mundo. 
10/8/2017 | Redacción JyS

El adolescente Sam Kanizay recibe asistencia médica tras las mordeduras de los piojos de mar. / Jarrod Kanizay

Aunque no se sabe a ciencia cierta, el piojo de mar parece corresponderse con el protagonista de estas mordeduras. Las piernas ensangrentadas de Sam Kanizay, de 16 años, han dado la vuelta al mundo y más aún al saber que casi ni se enteró de lo que le había pasado hasta que, tras media hora a remojo, vio cómo la sangre brotaba de centenares de minúsculos agujeros. Durante las primeras curas, según ha informado El País, manaba sin cesar.
El joven afirmó a la BBC: «Después de una media hora noté como pinchazos de agujas en los pies. Salí del agua, me sacudí lo que me pareció arena alrededor de los tobillos. Caminé por la playa hasta que me di cuenta de que los tenía cubiertos de sangre«.

Los piojos de mar pueden llegar a medir hasta cuatro centímetros

El sospechoso —que aún no culpable— de las mordeduras, es conocido como carracho en Galicia y como la pulga marina en medio mundo hispano. En el agua es casi imposible de ver a estos crustáceos debido a que pueden medir únicamente hasta cuatro centímetros.
El padre del afectado, Jarrod Kanizay, intrigado por lo sucedido, recogió en las aguas decenas de estos minúsculos isópodos con un comportamiento agresivo y voraz, tal como puede verse en este vídeo que colgó en las redes en el que se observa cómo los supuestos piojos marinos devoran trozos de carne. 


Estos piojos son clave para la limpieza de los mares. Según Genefor Walker-Smith, el biólogo marino que vio la muestra de Kanizay: «Si no los tuviéramos, tendríamos un mar lleno de peces y aves muertas».

Este caso no ha sucedido nunca con la misma gravedad

Los expertos califican este hecho como una «coincidencia desafortunada» puesto que estas picaduras causan irritación, hinchazón… pero no se han mostrado con anterioridad heridas como las sufridas por Sam Kanizay. México sufrió una plaga de estos animales el año pasado, sin embargo, sus consecuencias no fueron de este calibre.
El comportamiento de los supuestos piojos australianos dista mucho del que siguen éstos crustáceos en Galicia, donde abundan en los arenales, son tradicional e históricamente inofensivos.
Afortunadamente Knizay se encuentra ya en casa y a la espera de saber finalmente quién es el culpable de sus mordeduras.

El joven de 16 años Sam Kanizay junto a su madre en el hospital de Dandenong, cerca de Melbourne (Australia), este martes. / Joe Castro

       
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