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Pescan una extraña carpa koi royal en el embalse de Mequinenza

El pescador, con la carpa koi. © J. P.

El pescador aragonés Javier Jariod, de 21 años de edad y natural de Caspe, pescó el pasado viernes, 26 de agosto, en el embalse de Mequinenza (Zaragoza), una espectacular carpa koi (Cyprinus carpio koi) royal con sus características manchas anaranjadas que pesó 11 kilos. Ahora, ha narrado a Jara y Sedal la increíble experiencia de la que ya se ha convertido en su mejor sesión de carpfishing hasta la fecha.

«Fue una lucha intensa de 10 minutos, en la que solamente quería que no se me fuese el pez», comienza relatando a esta redacción el joven pescador maño. «Estaba pescando en una jornada normal con pellet y, de repente, salió la carpa y me quedé alucinado», expone el joven sobre una picada que acaeció sobre las 14:00 horas del mediodía.

¿Cómo pudo vivir una carpa así en un entorno tan hostil?

El pescador, con la carpa koi. © J. P.

Se da la peculiaridad de que una carpa koi royal es muy difícil de conseguir y más en un entorno como el Ebro en el que la voracidad de depredadores como los siluros hacen «de las suyas», algo que va ‘contra natura’ debido a los múltiples ataques que estos peces propinan contra los ciprínidos para sobrevivir: «Nadie había visto nunca nada igual», explica el joven a este medio.

A esta altura, surge una pregunta: ¿Cómo pudo vivir una carpa así en un entorno tan hostil por la cantidad de siluros existente? El joven no se lo explica: «No tenía, además, ni una sola mordedura, ni una sola herida. Nada», señala. Y eso que su llamativo color podría hacer de ella que fuese presa diaria de estos voraces depredadores, pero la ‘respetaron’. «Es alucinante», concluye el joven.

Otras carpas koi

El pescador, con la bella carpa koi. © J. M.

Por último, recordamos otras carpas koi que fueron protagonistas en este medio, como la del pescador madrileño Álvaro Alcántara, que narró cómo se hizo con un bonito ejemplar el pasado verano durante unos días de pesca junto a su padre en un lago de Francia. «Lo primero que sentí es que no me tiraba demasiado el pez, por lo que creía que sería pequeño, pero al traerlo a la orilla, mi padre enfocó y apareció una mancha naranja. En ese momento me entró un subidón en el cuerpo, conseguí meterla a la sacadera y vi que era una carpa koi preciosa», explicaba a este medio.

       
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