Los grupos animalistas suelen asegurar que en España se abandonan 50.000 galgos cada año al terminar la temporada de caza. A ese ritmo, esta raza ya se habría extinguido de la faz de la tierra. ¿Quién y con qué fin se ha sacado esta cifra de la manga? Otros números que no han dejado de crecer en los últimos años son los de las cifras de perreras en España. ¿Es el amor por los animales lo que les mueve? ¿O realmente se ha creado un lucrativo negocio en torno a ellas? ¿Quién controla sus actividades? Nos infiltramos tras sus filas para responder a esas preguntas.
1/2/2018 | Redacción JyS
En octubre de 2016, la periodista Natasha Daly publicaba en la revista National Geographic un artículo en el que aseguraba que en España la temporada de caza deja 100.000 muertes de galgos. Se trata del doble de la cantidad ‘oficial’ que aportan los grupos animalistas. ¿Puede el sensacionalismo estar por encima de la verdad incluso en medios de reputado prestigio?
Jara y Sedal se puso en contacto con Mati Cubillo, presidenta de la FAPAM (Federación de Asociaciones Protectoras de Defensa Animal de la Comunidad de Madrid), quien nos desveló de dónde procede la cifra de galgos abandonados al año: «No existen datos oficiales ya que ninguna Administración tiene interés en conocer la realidad sobre el abandono de galgos. Las asociaciones calculamos que unos 50.000 galgos son abandonados». Pero, si no hay datos oficiales, ¿de dónde procede tal afirmación?
Un número inventado sin ningún tipo de rigor
Según ha confirmado la presidenta de la FAPAM a esta revista, la cifra de 50.000 no está amparada en ningún estudio ni en ningún registro oficial, pues ni las propias protectoras conocen el número de galgos que ellas mismas manejan en toda España. Lo sorprendente es que muchos medios de comunicación utilizan este dato sin contrastar y que ha sido pactado sin ningún tipo de rigor, tal y como ha reconocido a esta revista la propia Mati Cubillo: «No es un estudio como tal, es una recopilación de información entre protectoras. Siempre decimos esa cifra en todos los medios de comunicación». Además, la presidenta de la representante de las protectoras nos asegura que no hay nadie que tenga argumentos para desmontar el dato de los 50.000 galgos: «La cifra la puedes poner como algo que digo yo como presidenta de FAPAM, me hago responsable», sentencia.
El Seprona desmonta esa cifra
El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil realiza cada año un informe amparado por los datos de las denuncias referentes a los animales de compañía. Las cifras de abandono de perros de caza hablan por sí solas: de 50.000 supuestos abandonos a 69 reales. Según el informe del Seprona de 2015 –el último publicado–, tan sólo fueron denunciados 69 abandonos de galgos. ¿De dónde sacan las protectoras los otros 49.931?
Las denuncias por ahorcamiento durante 2015 fueron cinco, ocho casos menos que en el año anterior. El número de maltratos también ha sido menor, recogiéndose únicamente la muerte de un galgo por esta razón; otras tres, dos menos que en el 2014, se debieron a un disparo.
La Fundación Affinity tampoco está de acuerdo
La Fundación Affinity, que recoge el resumen anual de 300 protectoras españolas en un estudio independiente, también desmiente la famosa cifra de 50.000 galgos abandonados al año. Según este estudio, en 2015 se recogieron 104.501 animales en total, de los cuales el 19% son perros puros. Por lo tanto, el galgo español compartiría ese porcentaje, que significa un total de 19.855 animales, con las otras 342 razas puras reconocidas por la Federación Cinológica Internacional.
10.450 casos de todas las razas al acabar la caza
Según Affinity, el fin de la temporada de caza supuso en 2015 un 10% del abandono total, o lo que es lo mismo: 10.450 perros. Teniendo en cuenta que sólo en España existen 11 razas autóctonas de caza, y sumando las importadas y los mestizos, la proporción de galgos es muy inferior. Febrero, mes en el que concluye la temporada, forma parte del primer cuatrimestre del estudio, etapa en la que, curiosamente, menos perros se abandonan en todo el año.
258.709 galgos registrados en España
Calcular la cantidad de los que hay en nuestro país es muy difícil, sobre todo si tenemos en cuenta que existen muchos de ellos, al igual que de otras razas, sin identificar. Para acercarnos al total nos basaremos en las cifras de la Red Española de Identificación de Animales de Compañía.
La REIAC es la encargada de recoger el número de animales registrados mediante microchip en España. En ella aparecen 9.318.583 perros de todas las razas, de los cuales el 2,77% son galgos, concretamente 258.709. Esta tabla sólo detalla el total de estos perros, cazadores o no. Si tomamos como referencia los 50.000 abandonos anuales y tenemos en cuenta que un galgo caza en perfectas condiciones durante unos ocho años, el porcentaje de ejemplares presuntamente ‘eliminados’ al año por los cazadores es insostenible.
¿Amor por los animales o negocio?
El número de perreras en nuestro país no ha dejado de crecer en los últimos años, pero ¿es tan sólo el amor por los animales lo que les mueve? ¿O realmente se ha creado un lucrativo negocio en torno al galgo?
Fuentes de financiación
Se hacen llamar asociaciones sin ánimo de lucro, pero la mayor parte de ellas perciben subvenciones de parte de la comunidad autónoma o del ayuntamiento al que pertenecen. También reciben donaciones, tanto monetarias como materiales, y cobran por cada animal que dan en adopción. En algún caso real al que ha tenido acceso Jara y Sedal, las protectoras o perreras demandan al dueño altas cantidades de dinero para poder recuperar a su perro extraviado en concepto de manutención.
Las denuncias contra protectoras no dejan de crecer
El presidente y el vocal de la asociación animalista Olescan, que actualmente tiene a su cargo la recogida y gestión de perros abandonados de 19 ayuntamientos de Cataluña, han sido imputados por maltrato animal, intrusismo profesional y falsificación de documentos.
Andrea Prada, portavoz de AVS (Asociación de Vigilancia Solidaria), denunció la supuesta desaparición en una semana de 300 perros de uno de los refugios regulados por Olescan. Prada realizó un vídeo que se viralizó en las redes sociales y en el que acusaba a la asociación de exportar perros, a más de 300 euros cada uno, a países como Holanda, Alemania o los Países Bajos. Los casos de protectoras denunciadas por delitos no dejan de aumentar en España.
¿Adopciones a la carta?
El año pasado recogí una galga abandonada por unos furtivos al lado de mi casa. La tuve conmigo hasta que conseguí que recuperara su peso. Tras comprobar que no tenía identificación, y por desconocimiento –debería haberla puesto en manos del Seprona–, la llevé a la protectora Las Nieves, en Madrid. Allí me trataron como si fuese una asesina al comentarles que era galguera, creyendo que el animal era mío. En mitad de una tensa conversación me desvelaron que ya tenía un hogar en Bélgica y que en dos días viajaría a ese destino.
Viajes a Europa con billete Low Cost
En ocasiones, los perros que viajan hacia Europa para ser adoptados lo hacen en condiciones deplorables, presumiblemente para abaratar costes, según alertan los propios animalistas. Son ya bastantes los casos denunciados, como por ejemplo el de la perrera alicantina Bacarot, que ha sido señalada por tener un vínculo con el albergue Tiernheim (Alemania), investigado judicialmente por prácticas dudosas.
Una animalista nos asegura: «Nadie nos da garantías de lo que pasa con los perros cuando llegan a Alemania». Y añade: «Aunque nos dicen que están ya adoptados cuando salen, lo cierto es que no hemos visto ni una sola foto de adopciones». Para contrastarlo entramos en la web de Tiernheim y comprobamos que la mayoría de los perros exportados se encuentran esperando adopción.
Caso real: dejan al bodeguero y se llevan al galgo
Las redes sociales se han convertido en la fuente principal de información de los galgos tanto desaparecidos como aparecidos. En esta ocasión, un particular avisó, mediante una publicación vía Facebook, de que había encontrado abandonados juntos a un galgo y a un bodeguero en Córdoba.
Galgos del Sur, protectora situada en la misma provincia, recogió al galgo dejando el bodeguero, según denunciaron los propios usuarios de la red social. ¿Por qué? El motivo es sencillo: la infraestructura montada en torno al galgo hace que sea muy fácil y rentable darle salida. Su adopción es muy rápida y deja entre 200 y 600 euros a la protectora.
Así funcionan las protectoras
Como ya hemos apuntado, se financian a través de las ‘aportaciones’ realizadas por personas particulares que acceden a la adopción o apadrinamiento pero también de importantes cantidades económicas, principalmente como contraprestación del desarrollo del servicio de captura, traslado, retención y mantenimiento de animales en los diferentes municipios de nuestro país. No obstante, en el seno de su estrategia de responsabilidad social corporativa, muchas mercantiles optan por colaborar con estas asociaciones a través de suculentas donaciones.
Además, también desarrollan otro tipo de actividades para recaudar fondos, como por ejemplo la venta de artículos de merchandising a través de Internet o la realización de mercadillos ‘benéficos’. Del mismo modo, también cobran a los dueños que acuden a los centros que gestionan para recoger a sus perros extraviados. Lo hacen en concepto de ‘manutención y gastos veterinarios’.
¿Cuántas protectoras hay en nuestro país?
Según datos oficiales provenientes del Gobierno Central, en España hay autorizadas más de 560 organizaciones protectoras de animales que se distribuyen de manera desigual entre las diferentes provincias de nuestro territorio nacional. ¿Dónde hay más? En los grandes núcleos urbanos de más habitantes, como por ejemplo Madrid, Barcelona o Valencia. Los datos hablan por sí solos: de media, existen 11 organizaciones protectoras por provincia. Ah, y otra circunstancia curiosa: muchas de ellas se dedican únicamente a la recogida de ciertos animales, como por ejemplo felinos, caballos o incluso especies exóticas.
Ausencia de regulación en las adopciones
¿Quién controla al que controla? En el caso de las protectoras, nadie. Son las propias asociaciones animalistas o perreras las que llevan un control de los perros que pasan por sus instalaciones. Instituciones, protectoras y asociaciones animalistas coinciden: existe un gran vacío administrativo en torno a este asunto y no hay regulación que controle esta actividad. Tan sólo la Comunidad de Madrid exige un simple registro de adopciones al acabar el año.
Redes sociales: su medio de comunicación
El entorno on line es el perfecto aliado de las protectoras. Gracias a ellas están informados de cualquier animal que aparezca recogido por un particular. En Facebook existen grupos, algunos cerrados, donde se publican pérdidas de perros, las recomendaciones de las protectoras, etc. Jara y Sedal se ha podido infiltrar en algunos de estos grupos y hemos comprobado que suelen estar dirigidos por animalistas que imponen una fuerte censura a los usuarios que publican algo que no les gusta. Han sido bastantes los cazadores que han encontrado sus galgos perdidos o robados a través de estas comunidades, como es el caso de José Emilio Simarro. Por esta razón su estrategia ha cambiado: ahora la comunicación se realiza a través de grupos de WhatsApp, un medio mucho más discreto para publicitar los galgos sin que sus dueños se enteren. Las redes sociales también son el mejor canal para conseguir donativos mostrando fotos e historias en muchos casos inventadas.
Una situación que favorece al tráfico ilegal de perros
Cada comunidad autónoma tiene su propia legislación referente al bienestar animal y por la que deben regirse las protectoras o perreras. Cuando aparece un perro, según la Asociación Bass Galgo, se deben esperar 21 días antes de darlo en adopción o castrarlo por si su dueño apareciese. No todas siguen este protocolo: son varios los casos en los que este plazo no es respetado, y menos si su propietario es cazador. Pero, si no hay una plataforma donde poder acceder a los perros recogidos, ¿cómo podrá saber el dueño de uno desaparecido o robado que se encuentra en ese lugar? Esta carencia dificulta la tarea al propietario y beneficia a las mafias que trafican con ellos.
Según Bass Galgo, «los galgos que no tienen chip, salvo que se trate de cachorros, son considerados legalmente como perros sin propietario, por lo que una vez recogidos se les coloca a nombre de la asociación». En ese momento cada protectora marca el precio de la adopción, que suele fijarse entre los 200 y los 600 euros. Pero… ¿qué pasa que con los robados a los que se les ha quitado el microchip? ¿Cómo podemos recuperarlos si ya poseen una identificación nueva? La respuesta es clara: no se puede.
Su arma más rentable: sensacionalismo en los medios
Los medios de comunicación son grandes aliados del animalismo. ¿Cómo consiguen llegar a ellos? Recurriendo a famosos o inventando historias terroríficas con un único objetivo: demonizar al galguero, presentarlo como un desalmado despreciable y deshumanizado capaz de torturar, apalear y abandonar a 50.000 galgos al año. Este mensaje lo trasladan magistralmente a través de documentales como Febrero, el miedo de los galgos, producido en 2013 con la colaboración de SOS Galgos. En él grabaron a personas de un barrio marginal de Andalucía, una imagen muy alejada de la figura real del galguero medio. Otra más de sus creaciones, dirigida por Yeray López y estrenada en junio de 2016, es Yo Galgo. La película documental recaudó 43.296 euros en donaciones.
¿Actúan convenientemente cuando dan un perro en adopción?
Recientemente recibimos la consulta de un rehalero que extravió uno de sus perros en una montería hace un año. Nada más perderlo formuló la denuncia en la Guardia Civil y lo comunicó al registro de animales de compañía de Castilla y León, comunidad en la que estaba inscrito. El perro tenía microchip y portaba un collar con su número de teléfono. Hace unas semanas recibió una notificación del ayuntamiento comunicándole el inicio de un expediente sancionador por la presunta comisión de una infracción… ¡por maltrato animal! Al parecer, el perro debió caer en las manos de un desalmado que le mantuvo atado a un diminuto collar que le provocó diversas heridas que requirieron asistencia veterinaria.
Posteriormente, y una vez abandonado por su sustractor, fue recogido por una protectora, que afirma que intentó identificarlo en varias ocasiones a través de un lector de microchip. Sin embargo, ‘casualmente’ no lo consiguió hasta varios meses después, momento en el que sus responsables se pusieron en contacto con su legítimo dueño para comunicarle que podía recogerlo… previo pago de varios miles de euros en concepto de manutención y cuidados sanitarios. Si no procede a su abono en el tiempo estipulado, su perro será dado en adopción y, además, se enfrenta a un delito de maltrato animal.
Microchips y tatuajes no sirven para nada
La identificación es obligatoria para todos los animales de España, facilitando su recuperación en caso de robo o extravío. Sirve de garantía, o eso es lo que creíamos hasta que nos infiltramos en las filas animalistas… Antes, cuando un propietario sufría un robo, el destino de su galgo podía ser quedarse con el delincuente o ser abandonado. Esta situación ha cambiado y actualmente no aparece ninguno, puesto que los que quedan en el campo son recogidos por protectoras que no los devuelven a sus dueños. ¿La frase «nunca se lo devolveré a un galguero» se repite hasta el hartazgo en las redes sociales.
El SEPRONA detecta falsedad documental
Hace unos años los agentes del Seprona interceptaron en Cádiz una furgoneta de alquiler con animales en pésimas condiciones y 30 cartillas falsificadas. El conductor fue imputado por maltrato animal y dos veterinarios, por falsedad documental. Esta información hizo saltar las alarmas al demostrar que que algunas protectoras estaban procediendo a la manipulación de microchips para enviar perros españoles a países extranjeros donde se adoptarían o sacrificarían como en cualquier perrera.
Cuando una persona entrega voluntariamente a su galgo a una protectora, ésta hace firmar a sus propietarios el consentimiento para que un veterinario pueda cambiar de nombre a ese animal y darlo en adopción de manera totalmente legal. El caso de Cádiz supone, por primera vez en nuestro país, la constatación por parte de las autoridades de que puede haber un tráfico ilegal con motivo lucrativo en torno a los perros en general y los galgos en particular. Una raza que, como sabemos, es bastante cotizada y por la que se pueden pagar importantes sumas en el extranjero.
La perrera La Fortuna, cuestionada
Esta institución, encargada de gestionar a los animales abandonados o perdidos de Madrid, se encuentra bajo sospecha debido a sus procedimientos dudosos. El último y más conocido caso fue el de una galga encontrada en la estación de Atocha y que se produjo durante la realización de este reportaje. La persona que halló al can informó por las redes sociales del caso y pronto acudieron diferentes protectoras a su rescate. Finalmente fue La Fortuna quien se hizo cargo de ella.
Desde Jara y Sedal nos pusimos en contacto con la perrera para conseguir el número de tatuaje, algo que sólo logramos tras varias llamadas y ocultando nuestra identidad. Desde la perrera se mostraron reacios a dárnoslo y sólo lo hicieron tras asegurarles que era una perra adoptada. Una vez conseguido el número de tatuaje, contactamos con los veterinarios de la Federación Española de Galgos, que dieron con su dueño. Su propietario, Ricardo Hernández, aseguró que la perra había sido robada días antes y tenía interpuesta la pertinente denuncia ante la Guardia Civil.
Según relata, cuando acudió a la perrera, a pesar de llevar la cartilla del animal, fotos y la denuncia, los responsables supuestamente no querían enseñársela y habrían intentado poner todo tipo de trabas. Finalmente, tras varias gestiones, la perra tuvo que ser devuelta a su dueño. Esto desencadenó un debate en las redes sociales, donde muchos animalistas defendieron la no devolución de galgos a cazadores.
Galgo con tatuaje, al extranjero
Aparte de la identificación del microchip, la Federación Española de Galgos puso al servicio de los federados el marcaje de los canes mediante un tatuaje en la oreja. Esto, que parecía un gran avance para que un perro robado o desaparecido tuviese más oportunidades de volver a casa se ha convertido en un claro distintivo de galgo cazador. En nuestra labor de investigación nos involucramos en un grupo de Facebook anunciando el rescate de un galgo en Madrid. Tras detallar que tenía tatuaje, los mensajes privados comenzaron a llegar y en la conversación con una chica descubrimos una práctica, al parecer, extendida entre algunas protectoras en nuestro país: «Los galgos tatuados van al extranjero», nos aseguró.
Así funcionan legalmente las protectoras
Todas las protectoras presentan un denominador común: afirman que no persiguen un ánimo de lucro, y precisamente esto les permite acceder a subvenciones y otras fuentes de financiación públicas y privadas. Pero si entendemos que una actividad sin ánimo de lucro es aquella con la que no se obtiene un rendimiento o rédito económico, como así establece nuestro ordenamiento jurídico, ¿sería correcto este calificativo para definir a estas organizaciones? Las protectoras también reciben aportaciones de particulares y capital procedente de la realización de otras actividades, como por ejemplo la gestión del mantenimiento de los animales encontrados en las ciudades a través de sus centros de recogida, el apadrinamiento de mascotas o incluso la venta de artículos de merchandising a través de Internet.
Además, y en virtud de diversos acuerdos de colaboración firmados con la mayoría de ayuntamientos de las principales ciudades de nuestro país, y tal y como establece la normativa sobre protección de animales de compañía, para que una mascota le sea devuelta a su legítimo dueño éste deberá abonar previamente la cantidad estipulada por la propia protectora en concepto de manutención del animal y otros gastos veterinarios. Si el legítimo propietario no abona este dinero en el plazo establecido, no se procederá a la devolución del animal y podrá ser entregado en adopción.
¿Cuál es su régimen fiscal?
La mayoría de las protectoras y perreras se constituyen como asociaciones sin ánimo de lucro. Sin embargo, otras van un poco más allá y se configuran como fundaciones, lo que se traduce en importantes beneficios fiscales. Y es que los donativos, donaciones y aportaciones dinerarias, de bienes o de derechos a las fundaciones acogidas al régimen fiscal especial, incluidas las aportaciones en concepto de dotación fundacional, desgravan en los correspondientes impuestos de los donantes.
Las fundaciones están sujetas al Impuesto sobre Sociedades pero no al Impuesto sobre Patrimonio. Concretamente, se acogen al régimen fiscal especial previsto en la Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de Régimen Fiscal de las Entidades sin Fines Lucrativos y de los Incentivos Fiscales de Mecenazgo, tributan por las rentas de las actividades económicas no exentas y el tipo impositivo que satisfacen es el 10% frente al 32,5% que pagan las sociedades o al 25% de las entidades parcialmente exentas –fundaciones o asociaciones no acogidas a la Ley 49/2002–.
Además, la Ley del IVA prevé determinadas exenciones en relación con las prestaciones de servicios sociales, como los que supuestamente desarrollan este tipo de organizaciones, y con las entregas de bienes accesorios a las mismas, de las que pueden beneficiarse, con ciertos requisitos, las fundaciones.
Envíos al extranjero: ¿Solidaridad… o simple mercancía con la que comerciar?
En los últimos años se ha multiplicado el número de perros enviados fuera de nuestras fronteras. El mensaje es que allí les ofrecen un futuro mejor, con familias ‘civilizadas’ dispuestas a rescatarlos del horror de vivir en España. Sin embargo, el tráfico ilegal hacia países como Alemania e Italia ya está siendo investigado por el Seprona.
En 2016 el PACMA denunció en Córdoba que, desde hacía varios meses, el Centro de Control Animal de Sadeco entregaba perros a personas extranjeras por medio de intermediarios españoles sin conocer el paradero final de estos perros.
De ello informaron 17 protectoras cordobesas: «Desde el 14 de agosto tenemos conocimiento de que el Centro de Control Animal había formalizado la reserva de decenas de perros para su posterior cesión a una protectora de origen extranjero».
Asimismo, días antes fuimos testigos de cómo decenas de perros y gatos eran introducidos en una furgoneta dentro de las instalaciones de la perrera municipal, sin que en ningún momento nos facilitasen el nombre de a quienes iban a ser cedidos».
Desarticulada una red mafiosa de falsas adopciones
El Seprona destapó una trama internacional activa desde el año 2007 que enviaba fuera de España unos 1.000 perros al mes, sólo de las perreras españolas, mediante la falsa intención de darlos en adopción en Italia a través de la organización Zampa Per la Vitta, la cual regenta dos perreras en Vicenza.
La ley italiana prohíbe el sacrificio de perros, y por ello las perreras del país reciben de entre cinco a siete euros al día por animal. Sin lugar a dudas es un negocio muy suculento que a día de hoy sigue denunciado. Aunque los miembros de las protectoras implicadas aseguran que lo hacen por darles una vida digna a los animales y salvarles de la muerte, el interés que les mueve puede que sea otro no tan solidario. Todo ello quedó recogido en el programa En el punto de mira de la cadena Cuatro, Explotadores de perros.
Un perro perdido de Asturias aparece en Alemania
En septiembre de 2016 desapareció Tuto, perro que fue hallado en la frontera de Alemania con Francia. Después de tres meses, unos veterinarios alemanes le detectaron el microchip y contactaron con su familia: nadie podía explicarse cómo había recorrido 2.000 kilómetros. El caso saltó a los medios y, aunque no se pudo confirmar, todas las investigaciones apuntaban a que había sido víctima del tráfico ilegal de perros.
Informe Vicky: tráfico masivo de perros y gatos
La Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Álava Vicky Moore realizó en 2011 un estudio sobre las actividades ilegales realizadas por algunas protectoras en nuestro país. Aunque salió a la luz hace unos años, las actividades delictivas que narra siguen, presuntamente, sucediendo hoy.
El informe afirma que se produce un envío masivo al extranjero de perros españoles, los cuales son exportados aun habiendo solicitudes de adopción para ellos en España. Jara y Sedal pudo certificar que esta realidad sigue activa a través de diversas conversaciones con usuarios de Facebook del entorno de las protectoras. Como ejemplo, hemos elegido el de una usuaria que muestra a través de esta red social perros españoles que necesitan adopción, pero todas las publicaciones son redactadas en inglés y destinadas al público extranjero.
¿Actúan correctamente las protectoras de animales?
Cada comunidad autónoma tiene sus pautas de actuación y los ayuntamientos asumen la competencia de solucionar cada situación. Sin embargo, parece que no todas las protectoras o lugares proanimalistas dan aviso del rescate, y más si se trata de galgos.
Qué hay que hacer si encuentras un perro abandonado o perdido
Cuando nos encontramos a cualquier animal abandonado debemos seguir unos pasos que, aunque no son obligatorios, nos ayudarán a localizar a su dueño:
1. Acude a un veterinario que comprueba si el galgo está identificado mediante chip o tatuaje. Si posee identificación de microchip, el veterinario tendrá acceso a los datos del propietario; si sólo porta la identificación con tatuaje, contacta con los veterinarios oficiales de la Federación Española de Galgos, que nos dirán quién es su dueño.
2. Si por el contrario no dispone de ninguna identificación lo siguiente sería avisar a la Guardia Civil, que comprobará si ha sido denunciada la desaparición de algún galgo similar.
3. Si los dos pasos anteriores no dan resultados avisa al ayuntamiento del municipio, que por ley debe hacerse cargo del animal. Ellos, supuestamente, harán todo lo posible por encontrar a su legítimo dueño. Sin embargo, ¿siguen todas las protectoras y perreras este protocolo o realizan apropiaciones de animales de una manera ilegal?
El Arca de Noé, denunciada
Esta protectora, ubicada en la localidad albaceteña de La Roda, sirve como ejemplo para ilustrar la dudosa forma de actuar de algunas de estas organizaciones. José Emilio Simarro sufrió el robo de su galga Mora, identificada con microchip, en agosto del 2016 y denunció su desaparición ante la Guardia Civil.
Tras meses de búsqueda, y gracias a las redes sociales, dio con su paradero, una casa de acogida vinculada a El Arca de Noé. Acogiéndose a la protección de datos, José Emilio no pudo contactar directamente con la persona que había acogido a su galga: lo único que se encontró fueron trabas.
Dio con ella mediante terceras personas, y no a través de la protectora que gestionó el caso. Simarro tuvo que presentarse con la Guardia Civil para recuperar a su perra, ya castrada y con otro microchip, por lo que tuvo que abonar 85 euros a la protectora. Por supuesto, interpuso una denuncia contra ella por haber castrado a su perra sin haber respetado los plazos que marca la ley.
El SEPRONA sólo actúa si hay delito
Según afirma el alférez Luis Fernando Solanas, de la Jefatura del Seprona, «actuamos cuando tenemos conocimiento de infracciones administrativas o ilícitos penales». Pero realmente la ausencia de regulación de la que gozan las protectoras y su nulo control por parte de la administración hace que sea muy difícil demostrar si, por ejemplo, eliminan un microchip para evitar devolver ese perro a su dueño cazador.
¿Galgos robados por los propios animalistas?
La realidad es que si eres cazador y pierdes o sufres el robo de un galgo ya puedes decirle adiós para siempre. Tras el delito, los ladrones pondrán a prueba su velocidad y son muy pocos los que la superan, quedando abandonados en el campo. ¿Por qué no aparecen estos perros? Después de rastrear por Internet hemos descubierto casos de animalistas que los sustraen para no devolverlos y darlos en adopción. Es el caso de la galguera María Baticón. Perdió su perra y, tras difundir anuncios por grupos animalistas de Facebook, recibió diferentes mensajes de WhatsApp de personas que aseguraban que la tenían pero que no se la entregarían jamás. Estos son tan sólo algunos de los comentarios que tuvo que sufrir en las redes sociales durante su búsqueda.