Un nuevo vídeo grabado en la comarca zamorana de la Sierra de la Culebra ha vuelto a poner el foco sobre uno de los problemas más persistentes de esta comarca: la sobrepoblación de fauna silvestre. En las imágenes, un vecino que circula con su vehículo por la carretera que une Tábara con Riofrío capta una gigantesca pelota de ciervos pastando tranquilamente a escasos metros del asfalto, a la altura del municipio de Sesnández.
«El descontrol de la fauna en la Sierra de la Culebra es una evidencia notoria. Como si de un rebaño infinito se tratara, pastan a sus anchas en cada pueblo de nuestra comarca», denuncia el autor del vídeo mientras avanza con su coche.
El documento visual, que ha generado un aluvión de comentarios, no ha tardado en alimentar el debate. Aunque algunos defienden que los animales están «donde deben estar», los vecinos insisten en que la situación se ha vuelto insostenible.
Un equilibrio roto en el ecosistema
Las críticas de quienes conviven con estos animales a diario no se han hecho esperar. Algunos internautas, alejados del territorio, han alabado la escena como «maravillosa», pero otros han recordado que no se trata solo de una cuestión estética o emocional. Un usuario explica con claridad la raíz del problema: «En un ecosistema coexisten varias especies en equilibrio. Cuando este equilibrio se rompe, el resto de especies se ven afectadas. Al no tener depredadores naturales, la población de ciervos crece exponencialmente y consume la vegetación de forma masiva, obligando a otras especies a desplazarse o incluso desapareciendo».
Los efectos se notan también en el entorno físico. La vegetación desaparece, el suelo se erosiona con mayor rapidez y se provoca un grave daño a la biodiversidad vegetal. «Es muy bonito ver muchos ciervos, pero no nos damos cuenta de cómo afecta al resto de especies, a la propagación de enfermedades y al consumo de cultivos», resume otro usuario.
«Qué bonito es ser ecologista desde un piso sin vistas»
A los problemas ecológicos se suman los del día a día: accidentes de tráfico, daños a los cultivos y transmisión de enfermedades a la ganadería. Una vecina lo resume con ironía: «Qué bonito es ser ecologista desde un piso sin vistas… y luego vamos a comprar al Mercadona». Otro añade: «Nos encanta verlos y convivir con ellos, pero cuando esa carretera la transitas todos los días, las opiniones cambian».
Desde la comarca se pide una gestión coherente y eficaz. «Si comen los cultivos, que las administraciones los paguen. Si hay un accidente, que alguien se haga responsable. Queremos fauna, sí, pero que se gestione como se tiene que gestionar», reclama otra voz.
Este no es un episodio aislado. Hace unos meses, Jara y Sedal ya informó del caso de un agricultor que encontró decenas de ciervos arrasando su finca. La situación, lejos de solucionarse, parece agravarse cada temporada. Y los vecinos, que ya no miran a estos animales con asombro sino con preocupación, lo tienen claro: la sobrepoblación en la Sierra de la Culebra es un problema urgente que necesita soluciones reales.
