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El pellejo de la liebre y los ofendiditos de MasterChef


Ana Gutiérrez reflexiona sobre la absurda polémica generada después de que el programa MasterChef pusiera una prueba a sus concursantes en la que tenían que despellejar y eviscerar una liebre antes de cocinarla.
26/5/2019 | Ana Gutiérrez
En los últimos años hemos podido ver numerosas ediciones de programas concurso de cocina en diferentes cadenas de televisión. Rara ha sida la vez que no han cocinado en ellos algún plato con carne de caza como lomo de ciervo, pichón asado o magret de pato. Durante todo este tiempo siempre me pregunté cuánto tardarían los enemigos de la actividad cinegética en protestar por ello, pero nunca sospeché que esa reacción se produciría de la manera que lo ha hecho.
Recientemente se ha hecho público que la directora de entretenimiento de RTVE va a tener que dar explicaciones sobre los motivos por los que el programa MasterChef 7 facilitó a los concursantes unas liebres sin despellejar ni desollar para que hicieran la receta completa, desde principio a fin, de la liebre a La Royal. Para sorpresa de todos, ninguno de los concursantes se negó a realizar la prueba, si bien no faltaron los habituales comentarios y muecas irónicas que se producen cuando se encuentran con un producto culinario que no están habituados a manipular con sus manos. Eso sí, a algunos espectadores les ofendió el hecho de ver una animal ‘al natural’.
La prueba se desarrolló con total normalidad y todos los concursantes finalizaron sus platos, a pesar de ser una de las recetas con mayor complejidad en su elaboración, ya que se deben utilizar varias técnicas de cocina y durante un tiempo muy prolongado. Por eso no acabo de entender que una televisión pública tenga que dar explicaciones por algo tan natural cuando nadie se las pidió en otras ocasiones en las que pudimos ver elaboraciones con otros animales sin preparar.
Recuerdo la vez en la que se puso encima de las tablas de cocinas unas cuantas morenas procedentes del mar y un afamado cocinero andaluz nos enseñó a todos como de su piel arrancada a tiras se podían crear unos sorprendentes crujientes con la categoría de delicatesen. Así que solo puedo dar las gracias a los responsables de estos concursos televisivos por tener en cuenta nuestra rica gastronomía de caza y por ser lo suficientemente valientes para mostrarla tal y como es.
La cocina de caza es sana, natural, ecológica y un verdadero producto de proximidad por lo que nadie puede venir a exigir que no se muestre tal y como es. Las liebres que se vieron en aquel programa tenían pellejo y tripas y no eran un peluche, son lo que venimos comiendo desde tiempo ancestrales, nos guste o no.
 
 
 
 
 
 
 
 

       
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