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Esta es la diferencia entre cazadores y PACMA: respeto frente a descalificaciones

La presidenta de PACMA, Silvia Barquero, grabó un vídeo en el que descalificó a una treintena de cazadores que se manifestaban de forma pacífica en Badajoz. La agresividad de sus palabras contrasta con el respeto de los cazadores.
15/3/2019 | Redacción JyS

Silvia Barquero durante el vídeo. / Facebook

Badajoz. 18:00 horas de la tarde. Un grupo de animalistas del partido PACMA recoge firmas en la esquina de la calle Juan Carlos I. Frente a ellos, al otro lado del semáforo, se plantan 34 cazadores. En silencio. Respetuosos. Hartos de ser utilizados por un partido político populista que los agrede constantemente. Que ha encontrado en su criminalización la herramienta perfecta para conseguir votos. Que los utiliza para generar propaganda política que siembra odio.
«Que nos linchan», se oye decir a una animalista. Pero no. No los linchan. Simplemente miran y aguardan al otro lado del paso de cebra con unos cuantos perros. Su mensaje ni siquiera es para PACMA, es para los ciudadanos que pasan frente a ellos. «Que no os engañen», señala una de las pancartas. En sus manos portan mensajes como «Que no os mientan, no soy un asesino»; «Que no os engañen, yo apoyo al mundo rural»; «Yo cuido el medio ambiente»; «Que no os mientan, yo no maltrato a mi perro»…
Silvia Barquero, la presidenta de PACMA, ve el filón, así que saca su iPhone de última generación del bolsillo, ejecuta la cámara y empieza a grabar. Comienza la acción…

«Se manifiestan con los galgos a los que maltratan»

Cazadores concentrados ante la mesa de PACMA. / Federación Extremeña de Caza.

«La que nos han liado…», comienza diciendo Silvia Barquero mientras mira a cámara. Visiblemente nerviosa continúa: «ha venido toda esta gente a manifestarse con los galgos a los que maltratan, a los que tienen condenados a una vida de miseria, que utilizan cuando cazan y que abandonan cuando ya no les sirven». 
No sabe nada de las 34 personas que aguardan pacientemente al otro lado de la calle. No sabe si son médicos, albañiles, aficionados de la Real, padres de familia, beatos de misa dominical o ateos. A Barquero le da igual. Tampoco le importa. Mira a cámara y sigue contando cosas sobre ellos. Arrojando prejuicios que se traducirán en votos. En un puesto en el Parlamento Europeo que le garantice el sueldo. A ella y, con suerte, a su marido, vicepresidente de PACMA. Sigue la lluvia de prejuicios: «El galgo que no caza está condenado a ser abandonado. Evidentemente se sienten amenazados (los cazadores) y aquí los tenéis». En ese momento, un viandante simpatiza con los cazadores y de forma espontánea les da un simple gesto de apoyo. Barquero la caza al vuelo: «Hay una persona levantando el brazo con un gesto fascista», afirma impasible. Con esa agilidad de los que están tan acostumbrados a inventar mentiras para forzar la realidad. Con la impunidad de quien lleva años vertiendo un discurso que alimenta el odio hacia aquellos que piensan diferente. A aquellos que comen animales y no piden perdón por ello. 
«Entiendo que esta gente se siente amenazada cuando vienen a manifestarse a la ciudad. Sé que nos siguen en redes sociales, saben que hoy estábamos aquí… y considero que si esas personas estaban hoy aquí es que está surtiendo efecto nuestra acción y este es el resultado de esa corriente social imparable», añade. Los cazadores siguen explotando en silencio. Mostrando educación. Pidiendo respeto. 

Algunos comentarios vertidos en el vídeo. / Facebook

Comentarios vejatorios contra los cazadores

Silvia Barquero acaba la grabación y se apresura a compartirlo en sus redes sociales. Nerviosa. Sube el vídeo a Facebook, y comienza el desfile animalista: «Patéticos jajajajaja… Claro que somos una amenaza, porque se les va a acabar el chollo que tienen a los psicópatas», «Hijos de puta!!!! A toda esa gentuza le quitaba yo los perros», «Maltratadores reunidos con sus víctimas, descraciados». «Entre todos no juntan ni medio cerebro». «Lo dicho avia q matar una docena de estos impresentables de mierdas de cazadores q pena q no estaba yo cuando el ijoputa q tiro la mesa q sela metia en el craneo del y de su puta madre», «Putos cavernícolas, machistas y fascistas, merecen morir» o «El buen cazador, el cazador muerto».
Objetivo conseguido. El odio sigue fluyendo hacia esas 34 personas que se han concentrado respetuosamente. Hacia el millón de ciudadanos más a los que nadie conoce, pero que también cazan. Y seguro que son sádicos maltratadores de perros. Porque lo dice PACMA. Ahora sólo falta enviar nota a los medios y denunciar que los salvajes han intentado boicotear un acto de PACMA. Europa Press se hace eco… ¡Bien! Todo ayuda.

Viejos amigos junto a los cazadores

Las pancartas de los cazadores concentrados. / Federación Extremeña de Caza

Antonio Caballero, presidente de la sociedad galguera “La liebre”, de Badajoz, era una de las personas que estaba frente a PACMA en la calle Juan Carlos I. «Nos pusimos frente a ellos sin meternos con nadie, no entramos al trapo como estas personas creían. Pacíficamente salimos con nuestros carteles y lo único que defendimos es la caza del galgo, un animal al que cuidamos a diario», asegura a Jara y Sedal. También estaba Antonio García Madera, presidente de la sociedad local de cazadores “La Pacense”. «No hubo gritos ni insultos, como se puede ver en el vídeo. Nosotros solamente cogimos a nuestros perros, que son nuestros amigos, los sacamos y les dimos un paseo por la ciudad en vez de hacerlo ese día por el campo».
Al saber que Barquero iba a Badajoz, no pudieron evitarlo. «Nos pusimos frente a ellos con unos carteles expresando nuestro sentimiento a favor de la caza y del mundo rural». «Nuestros perros no están sólamente para cazar, sino que son nuestros compañeros, nuestros amigos, y se quedan con nosotros hasta el final».
Los perros que les acompañaban no eran cachorros. Ni si quiera ejemplares jóvenes. Todos eran animales de avanzada edad. Bien alimentados y muy queridos por sus dueños. Poco importó eso a Barquero. La defensora de los animales que celebró los resultados de las elecciones andaluzas como si hubiese ganado algo, a pesar de que entre sus filas sabían que el animalismo había sido fulminado de la comunidad. Eran más votos. Sumaban para las europeas, la euforia no se podía contener. 

       
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