En pleno siglo XXI, mientras muchos consideran la fiebre del oro un recuerdo de los libros de historia, algunos españoles han decidido desempolvar sus bateas y lanzarse a los ríos en busca del preciado metal. Es el caso de Santiago, un apasionado del bateo que ha compartido en TikTok un hallazgo que ha llamado la atención de miles de personas.
Conocido en redes como @s.a.m_gold_digger, este buscador ha logrado reunir una notable cantidad de pequeñas pepitas tras un fin de semana de trabajo en un curso fluvial de Extremadura. En el vídeo se observa su batea llena de fragmentos dorados que relucen bajo el sol, una imagen que ha causado sensación entre los aficionados a este peculiar pasatiempo.
Aunque pueda parecer una excentricidad, la búsqueda de oro con batea está ganando adeptos en España, impulsada por la difusión de vídeos en redes sociales y el atractivo de una actividad que mezcla naturaleza, técnica y paciencia. Y es que no hace falta viajar a California o Alaska para sentir la emoción del oro: en nuestro país existen zonas con un pasado aurífero aún por explorar.
Una técnica con siglos de historia
El método empleado por Santiago es el tradicional bateo, una práctica ancestral basada en la alta densidad del oro. Al agitar la arena y la grava del río en el interior de la batea, el oro —más pesado que los sedimentos— se deposita en el fondo, permitiendo su fácil recogida. Lo que para muchos es un simple juego de agua requiere destreza y conocimiento del cauce.
Este hallazgo llega en un momento en que el precio del oro ha alcanzado cifras históricas, superando los 2.500 euros por onza durante 2el pasado año. El atractivo del metal, unido a la posibilidad de hallarlo en plena naturaleza, ha multiplicado el interés por una práctica que combina aventura y recompensa.
@s.a.m_gold_digger otro fin de semana buscando oro por Extremadura @juan Manuel Blasco prat #hobby #oro #naturaleza #las ♬ sonido original – Santi alba
Oro en los ríos españoles
Aunque la hazaña de Santiago tuvo lugar en Extremadura, existen otros ríos españoles con tradición aurífera, como el Sil, el Narcea, el Miño o el Esla, explotados ya en tiempos de Roma. Hoy sus cauces siguen atrayendo a curiosos y aficionados que buscan pequeñas pepitas, más por emoción que por beneficio económico.
Las zonas de corriente lenta, las curvas del cauce o las acumulaciones de grava tras grandes piedras son los lugares favoritos de quienes practican el bateo. No es una actividad profesional, pero algunos hallazgos —como el de Santiago— demuestran que, con constancia, aún se pueden conseguir resultados sorprendentes.
El oro como refugio de valor
En un contexto de incertidumbre económica, el oro mantiene su papel como refugio de valor. Su carácter tangible y su escasez lo convierten en un activo seguro, y vídeos como el de este extremeño alimentan la fantasía de encontrar riqueza real en plena naturaleza. Más allá de la anécdota, su éxito ha vuelto a poner de moda una afición que combina historia, aventura y paciencia.