Era su primer jabalí y quiso conservar su recuerdo de una manera especial. Además, no era un ejemplar cualquiera, sino un gran jabalí de 108 kilos que logró abatir en espera este pasado verano. Así que se encomendó a su taxidermista y este le preparó el trofeo como nunca antes se ha visto. Por eso los colmillos son ahora objeto de admiración entre los cazadores de toda Europa.
La protagonista de esta historia se llama Chloé. Es una chica francesa que comparte sus andanzas cinegéticas en las redes sociales y que, como decimos, ha causado bastante asombro con el original trofeo. El otro protagonista de la historia es su taxidermista, llamado Cyril Guillin, el maestro artesano que ha creado este original recuerdo que no deja indiferente a nadie.
El trofeo del gran jabalí, en resina epoxy
El trofeo del jabalí se suele montar sobre una tabla de madera. Esto es así en toda Europa. La forma y el color de la madera puede cambiar de un país a otro, pero generalmente el esquema que siguen los taxidermistas se reduce a eso: los colmillos del animal sobre una tabla redonda.
Algunos taxidermistas, como los genios de Garoz, han innovado con la forma y el color de la madera, dando lugar a creaciones que encajan en las decoraciones más modernas. Sin embargo, la apuesta de Cyril Guillin ha ido por otros derroteros. Gracias al uso de una resina epoxy, este artista ha conseguido crear un efecto visual con el que parece que los colmillos, parte del casquillo y la bala con la que lo cazó flotan en el aire. Además, como se puede observar en la imagen, le ha incorporado una luz azul que hace que el contorno del trofeo se ilumine, creando un efecto muy agradable.
La base de esta peana imita a la madera y alberga el sistema eléctrico. Además, lleva grabado el nombre de Chloé, el peso del animal, y la puntuación CIC que arrojó el trofeo. Nada menos que 105,3 puntos, un medalla de plata.