A diferencia de la mayor parte de las comunidades españolas y países europeos, Navarra no ha contado con los cazadores para controlar las poblaciones animales durante la crisis del COVID-19. Este «experimento» ha demostrado que la decisión no ha sido acertada.
Por Nicolás Urbani. Asesor veterinario de la RFEC y ARRECAL
La Comunidad Foral de Navarra, está sirviendo de “diseño experimental” para que, de nuevo, se demuestre la necesidad de que los cazadores controlen las poblaciones animales. Así lo han refrendado recientemente científicos, expertos y las principales organizaciones rurales del país a instancias de la RFEC y Fundación Artemisan–.
Esta prueba evidenciará el papel clave del colectivo de cazadores federados –como formados, asegurados y coordinados– para paliar de forma efectiva los daños agrarios, las afecciones sobre la sanidad pecuaria, los perjuicios por accidentes de tráfico e, incluso, alteraciones de la seguridad ciudadana ocasionados por especies cinegéticas como el jabalí o el conejo silvestre.
El Gobierno de Navarra, durante la vigencia del estado de alarma, ha ido introduciendo diferentes medidas paliativas de forma paulatina. Primero permitió la actuación de los guardas de los acotados, posteriormente incluyó el equipo de control de animales de la Policía Foral y, por último, dejó que los agricultores-ganaderos afectados con licencia de caza realizaran un autocontrol.
Todas estas medidas, según el colectivo agrario y cinegético, han resultado ineficaces para el control poblacional de estas especies. Por si fuera poco, el día 27 de abril salió a la luz una noticia que informaba de que un disparo de la Policía en la persecución de un jabalí en Peralta rebotó e impactó contra la ventana de un domicilio. Llos medios, en este caso la munición reglamentaria de la Policía, no está diseñada para abatir animales de caza mayor, ya no sólo por motivos de bienestar animal, sino por riesgos laborales y seguridad ciudadana.
Llama la atención que en otras muchas Comunidades Autónomas como Galicia, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón… han permitido la caza como actividad esencial en el contexto del Real Decreto463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID 19 conforme a las limitaciones de movilidad y restricciones sanitaria pertinenentes.
El propio gobierno alemán, referente de la gestión sanitaria de esta terrible pandemia mundial, ha considerado desde el inicio de las restricciones impuestas asociadas al estado de alarma, la caza para control poblacional como actividad esencial.
Incluso sus máximos representantes competentes –ministros de agricultura, salud pública e interior– han agradecido al colectivo de cazadores su contribución voluntaria y necesaria para el sostenimiento del sector agroalimentario como estratégico y vulnerable.
Un artículo publicado recientemente en el Diario de Noticias de Navarra analiza de forma multifactorial y cronogramática la secuencia anteriormente expuesta, incidiendo en los motivos etiológicos de la falta de eficacia y eficiencia de las acciones hasta ahora implementadas.
Además, insiste en el ofrecimiento de la Federación Navarra de Caza, que pone al servicio de la administración la ayuda del colectivo de cazadores, que de forma voluntaria y altruista participaría activamente en la caza para control poblacional de especies cinegéticas que generan graves daños y perjuicios.