Miriam Lancewood decidió cambiar su vida en la ciudad como profesora por una vida tranquila en el monte. Sus hábitos alimenticios también cambiaron: dejó de ser vegetariana para cazar su comida.
9/11/2017 | Redacción JyS
Miriam Lancewood y su pareja, Peter, decidieron vivir en plena naturaleza dejando atrás todas sus comodidades hace siete años. Para Miriam no fue nada fácil, ya que ella era vegetariana y tuvo que comenzar a cazar con un arco, desollar animales y cocinarlos.
Ahora, en su nueva vida, la pareja sólo ve a sus familiares y amigos cada tres años y pasan semanas enteras en su refugio contrarrestando el frío y la lluvia. Además, según narran al diario Daily Mirror, Miriam y Peter procuran no discutir entre ellos porque son la única compañía que tienen durante meses.
No tienen teléfono ni acceso al correo, tan sólo mandan cartas a sus familiares para que sepan que están bien cuando se cruzan con algún cazador. Miriam además ha tenido que aprender a tratar enfermedades, incluso algunas graves con remedios caseros cuando lo han necesitado. Una vez, Peter contrajo malaria. Miriam cuenta que fue un momento estremecedor, ya que no tenían cerca ningún médico. Por suerte tenían a mano un pequeño kit de primeros auxilios con algunas medicinas que salvaron a Peter.
Tal y como relata Miriam los primeros tres meses fueron muy duros para ella. Siempre tenían a mano suplementos, como unas pocas bolsas de té, pero con los pocos animales que encontraban y su mala técnica con el arco, corrían el riesgo de pasar hambre. “Pensé que saldría a cazar así que practiqué con el arco sobre una diana en mi jardín. Creí que sería suficiente para cuando se diera una situación real. Me vi como una versión de Robin Hood. Sin embargo, en la realidad ha sido mucho más complicado ya que no encontraba animales. Me sentía decepcionada con mis habilidades y conmigo misma. Quería dejarlo, no encontraba alicientes para seguir”, relata.
Tras unos meses la situación mejoró, se trasladaron a un área con más animales. También comenzó a utilizar un rifle de vez en cuando, era mucho más rápido y efectivo.
Por otro lado, el matrimonio cuenta que lo más duro son los inviernos, ya que hay poca luz y duermen más de 14 horas porque no pueden hacer nada. No obstante, Miriam asegura durante su charla con el medio citado, mientras viajan hacia Turquía desde Nueva Zelanda, que no echa de menos la tecnología y advierte de que nos hemos convertido en “esclavos” de ella.
Sin embargo, a pesar de todo, Miriam asegura que no cambiaría su vida actual en el monte por su rutina anterior en la ciudad, cuando trabajaba como profesora de educación especial. “Me ha sorprendido cuánta energía obtienes viviendo en la naturaleza. Creo que realmente es nuestro estado natural. Nuestros antecesores vivían como nosotros ahora”, explica Miriam al medio británico, a la vez que anima a cualquiera a hacer lo mismo que ellos.
Por último, hay que destacar que Miriam ha escrito sus andanzas a través de los montes de Nueva Zelanda en un libro titulado ‘Woman in the Wilderness’.