El histórico exlíder de Izquierda Unida por Andalucía, Antonio Romero, ha fallecido este viernes a los 69 años en un hospital de Antequera (Málaga). Romero, quien vivía en su pueblo natal de Humilladero, se había retirado de la primera línea política hace años tras ser diagnosticado con la enfermedad de Parkinson.
Romero lideró IU Andalucía entre 1997 y 2000, un período convulso para la izquierda andaluza. A pesar de los desafíos, se mantuvo como un referente para los líderes posteriores de su partido. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que, además de su carrera política, Romero era un gran aficionado a la caza, especialmente con galgos y perdiz con reclamo, una pasión que defendió con fervor.
Del campo a la primera línea de la política
Su incursión en la política se originó en el campo, donde trabajaba como jornalero. Desde el sindicalismo y la lucha obrera, Romero ascendió en las filas políticas. Fue diputado en el Congreso por Málaga en la primera mitad de los años 90, un período en el que los comunistas criticaban duramente al desgastado Gobierno de Felipe González. Además, fue senador entre 1986 y 1989, y diputado en el Parlamento andaluz en tres legislaturas distintas.
En 1995, Romero fue presentado como candidato a la alcaldía de Málaga, logrando excelentes resultados al posicionar a IU como la segunda fuerza política en la ciudad, superando al entonces gobernante PSOE local. En 1997, fue nombrado Coordinador General de IULV-CA y candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, desempeñándose como diputado en el Parlamento de Andalucía por la provincia de Málaga.
Entre 2005 y 2010, ocupó el cargo de secretario político del Partido Comunista de Andalucía (PCA) en Málaga. En las elecciones autonómicas de Andalucía de 2008, abandonó su puesto de diputado, siendo sustituido por José Antonio Castro, coordinador provincial de IULV-CA en Málaga.
Romero siempre sostuvo que «hay vida más allá de las instituciones». Aunque dejó la política institucional, continuó trabajando en la organización de IU. Desde su retiro, emprendió una intensa actividad como escritor desde su residencia en Humilladero, publicando diversas obras sobre temas políticos y su gran afición, los galgos.
La muerte de Antonio Romero deja un vacío en la política andaluza y en la comunidad de cazadores, quienes lo recordarán por su compromiso y pasión tanto en la política como en el campo.
DEP