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Así tratan las manadas de lobos a los machos solitarios que entran en su territorio

Los lobos atacando al otro ejemplar que no pertenece a la manada. © Paolo Forconi

El lobo, además de un depredador, es un animal jerárquico y una especie que protege mucho el territorio que por instinto considera suyo. Y la siguiente imagen, tomada por el zoólogo italiano Paolo Forconi -del que en otras ocasiones ya hemos publicado interesantes filmaciones de perros y lobos– así lo demuestra.

En ésta, una manada de ocho lobos persigue y ataca a dos lobos intrusos en su territorio. En la instantánea -que el propio Forconi describe- se ve cómo «uno logra escapar de inmediato mientras que el otro es mordido en la garganta, la cabeza y en todo el cuerpo durante unos ocho minutos». Finalmente «lo dejan ir maltratado. Esto también es selección natural», señala el zoólogo italiano.

La cruda y dura ley de la naturaleza, también entre los depredadores

Hay usuarios de Facebook que, tras la publicación, reflexionan incluso sobre la posición que tienen los lobos en la imagen, señalando que el lobo débil se encuentra al frente, los gregarios en el medio de la pugna y el líder de la manada se queda en la parte trasera para ayudar al resto.

Además, esta imagen manifiesta la cruda y dura ley de la naturaleza que impera incluso entre los propios depredadores de otras especies. Sin duda, tropezarse con una escena de este calado es incluso más interesante que hacerlo con una de una depredación de un lobo a un animal de ganadería o a otra especie de fauna silvestre.

Días más tarde, el zoólogo publicó otro vídeo del lobo solitario que fue atacado por la manada de ocho lobos: «Lo vi de nuevo esta mañana, fue perseguido nuevamente y logró escapar esta vez», señalaba.

Por último, recordamos cómo el mismo zoólogo dio a conocer hace unos días el vídeo de unos lobos enfrentándose a un perro pastor en la zona de los Abruzos, una región italiana al este de Roma. En la filmación se puede ver en primer lugar cómo los lobos llegan los terrenos del perro y cómo éste no se mueve un ápice a pesar de la amenaza que supone el conjunto de cánidos.

       
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