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Liberan un lince para reintroducirlo en Murcia y tienen que volver a atraparlo porque se muere de hambre

Lince ibérico. © Shutterstock

La población de lince ibérico no evoluciona en la Región de Murcia. A la muerte de Tiko -uno de los felinos salvajes más conocidos en los últimos años en esta comunidad autónoma- por consumir plástico o la desaparición de Torrealvilla, ahora se une el estado de Tejo, al que han tenido que capturar hace poco y trasladarlo al Centro de Recuperación de Fauna de El Valle por su desnutrición.

El animal mostró a lo largo del pasado mes de junio indicios de presentar una mala condición física que iba empeorando por momentos. Éste fue filmado junto a una vivienda de campo en estado de desnutrición. Tras lograr encerrar al lince en una caja-trampa, se comprobó que había perdido el 20% de su peso, que llegaba a los 9,2 kilogramos, por lo que fue trasladado al centro, donde se encuentra recuperándose en estos momentos.

Medio Ambiente descartó que el animal hubiera podido sufrir un atropello al no haber indicios de un posible accidente en la autovía de Andalucía -antes de trasladarse a Murcia-, ya que su collar, equipado con GPS, fue encontrado cerca de esta carretera.

Ante esta situación la Consejería ha optado por instalar una red de cámaras de fototrampeo para capturar imágenes automáticas al paso de la fauna silvestre. Por el momento, no se ha hallado al animal en la zona donde se cree que podría estar. «El uso de las cámaras de fototrampeo es utilizado en la identificación de ejemplares de linces, ya que el moteado difiere de un ejemplar a otro. Ante la situación en la que se pretende verificar el estado de un ejemplar sin collar, el método más común y verídico es el fototrampeo», apuntan fuentes de la Consejería a La Opinión de Murcia.

Hay que tener en cuenta que los linces no paran de caminar y, en una sola noche, pueden desplazarse más de 15 kilómetros.

El sector cinegético, uno de los más implicados en la conservación de esta especie

Por otro lado, es destacable la implicación del sector cinegético en la recuperación y conservación del lince ibérico es una gran realidad. De hecho, ha recibido reconocimientos recientes como el de la Federación Europea de Asociaciones de Caza y Conservación (FACE), que escogió la publicación que elaboró Fundación Artemisan sobre el proyecto LIFE LYNXCONNECT, en el que esta representa a todos los cazadores, gestores y propietarios de fincas, y la incluyó en su ranking anual del Manifiesto sobre la Biodiversidad.

En el texto que se incluye en el ranking, se destaca que el 90% del territorio donde hay linces (más de 3.000 km2, aproximadamente), son cotos de caza, incluidas fincas de titularidad privada. Además, se pone de manifiesto que «el lince ibérico ha llegado a estos territorios para quedarse gracias a unas labores de gestión que le han llevado a encontrar en estos terrenos las condiciones de alimentación –principalmente, conejo de monte- y de hábitat que necesita para sobrevivir», y que, por tanto, está más que acreditada y justificada la implicación de los cazadores en esta historia de conservación. 

       
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