Esta historia, con el corzo como protagonista, llega para poner en tela de juicio a todos aquellos cazadores que aseguran de manera lapidaria que la veteranía es un factor imprescindible para tener éxito en los recechos. Un ejemplo viviente que demuestra que las nuevas generaciones vienen apretando fuerte y también saben pisar el campo con acierto.
Todo sucedió el 1 de abril, hace apenas unos días, en la provincia de Guadalajara, con la temporada del corzo recién inaugurada. El protagonista es Carlos Celma, un cazador insultantemente joven (16 años) que pese a su corta edad cuenta con una dilatada experiencia en el mundo de la caza. Su cuenta de Instagram es testimonio de ello y está cuajada de fotografías de calidad.
Un corzo ya conocido
Cazar un corzo no es una tarea excesivamente compleja. Sí lo es, en cambio, cazar el corzo correcto, después de horas y horas de seguimiento y trabajo en el campo. El macho protagonista de este lance era un viejo conocido de Carlos: «ya lo teníamos localizado mucho antes de empezar la temporada», asegura el cazador.
A las 7:15 horas de la mañana ya se encontraba pisando tierra con la estrategia clara. Lo mejor sería realizar un aguardo mañanero en la ladera de monte bajo cercana a las siembras donde lo habían visto en anteriores ocasiones. Pasaban los minutos y el corzo no daba la cara pero Carlos estaba tranquilo, «seguro que al final aparece…».
El reloj marcaba las 9:00 de la mañana cuando su figura se recortó en el viso. Con el corazón acelerado por la emoción, este joven cazador mostró su buen hacer y dejó que bajara pacientemente, sin precipitarse. Cualquier movimiento en falso delataría su presencia. 15 minutos después, el corzo se decidió a bajar pero lo hacía de cara y tapado entre los espinos. Carlos solamente tenía que esperar a que le ofreciera un blanco claro para disparar. El tiro resonó por el monte, mientras el imponente corzo huía a la carrera. Había fallado…
Una segunda oportunidad
El corzo se fue tranquilo por lo que Carlos repitió en el mismo lugar al día siguiente con la esperanza de reencontrarse con él, pero esta vez, a rececho. Después de toda una mañana viendo animales, el macho del día anterior no aparecía hasta que, a última hora del día, apareció como por arte de magia a tan solo 20 metros del cazador.
El corzo salió corriendo pero, para su desgracia, se detuvo a unos 200 metros, ofreciendo otra oportunidad a Carlos. Tres disparos fueron necesarios para dar con este magnífico ejemplar de corzo en el suelo. El equipo que portaba Carlos, un rifle Blaser R8 en calibre .270 Winchester equipado con un visor Swarovski y ropa técnica de Pasión Morena, cumplieron su cometido a la perfección.
Cuando Carlos llegó hasta el corzo se quedo mudo. Tenía ante él un maravilloso trofeo, grueso en la base, cuajado de perlas y con algún resto de borra aún adherido al cuerno. Un corzo excepcional para estrenar una temporada por todo lo alto. «Me gustaría hacer una especial mención a Manuel, Fran, Ricar y Toño. Sin ellos nada hubiera sido posible…».
Otro corzo de principio de temporada
La temporada del corzo comenzó el pasado jueves en nuestro país. Muchos cazadores salieron al monte para tratar de dar con ese corzo de sus sueños que, en muchos casos, ya tenían localizado. Es el caso del tremendo ejemplar que abatió un cazador en compañía de Carlos Merello, -de la empresa Spainoutfitterss-. Sus fotografías han corrido como la pólvora entre los teléfonos móviles de miles de cazadores: así era este monstruoso ejemplar de corzo.