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Caza un gran jabalí que había fallado dos años antes

El joven catalán Sergio Reyes Adolfo completó el pasado 7 de agosto una historia que comenzó «hace más de dos años», cuando vio por vez primera al jabalí al que ha seguido la pista desde entonces.

12/8/2019 | Redacción JyS

El joven Sergio Reyes con el jabalí abatido. / S.R.

El joven Sergio Reyes Adolfo, natural de la localidad catalana de Olesa de Montserrat y de 29 años de edad, cazó en la provincia de Barcelona un gran jabalí el pasado 7 de agosto con la particularidad de que era el mismo que dos años antes había fallado en otra espera y al que le seguía la pista a través de cámaras de fototrampeo.

La historia comenzó «hace más de dos años», señala el joven, cuando vio «uno de esos jabalíes que todo esperista desea abatir en un aguardo». En una noche de julio de 2017 Sergio Reyes vio al animal, pero por precipitarse lo falló. «Durante mucho tiempo dejé de verlo, porque, como era lógico, estaba escarmentado», sigue explicando. «Seguían entrando más jabalíes pero ninguno como él, por lo que ahí empezó el juego», relata.

Semana tras semana el joven Sergio iba revisando la cámara sin dar con él, y después de más o menos año y medio volvió a entrar: «Empecé a verlo a través de la cámara sobre finales de febrero a principios de marzo de este año 2019. Sabía que era él», añade. Tras controlar sus movimientos, decidió esperarlo a finales de marzo. «Observé la hora a la que solía entrar. Primero aparecía uno de unos 40 kilos y dos horas después, el que tanto tiempo esperaba cazar», sigue afirmando sobre el día a día de sus esperas. 

Un espejismo en marzo

El pasado 29 de marzo el joven vivió una experiencia que relata a continuación: «Me situé en el punto asignado y, como era de esperar, se presentó el jabalí pequeño y a los 15 minutos salió corriendo», explica. «En mi cabeza empecé a pensar que el grande andaba cerca. Durante una hora y media larga me tuvo sin pestañear y de repente lo escuché delante de mí, en lo más oscuro de la maleza». Al final se decidió a entrar en medio de una noche muy oscura.

«Lo veía con mucha dificultad» -relata el joven-. «Una gran sombra se acercaba hacia el comedero, era el jabalí receloso de lado a lado… encendí la linterna y disparé», explica. Cuando se acercó se dio cuenta de que no era su macho, sino de una hembra de unos 90 kilos: «El macho me la había jugado», pensaba el joven, que se volvió a casa frustrado.

Para sorpresa suya, después de irse sobre las 2 de la mañana del coto, se dio cuenta por la cámara de que esa misma noche volvió a entrar el jabalí, pero sobre las 4 de la mañana: «No puede ser», pensaba, creyendo que sería el último día que lo vería al oler la sangre de la hembra.  Al cabo de un mes más o menos volvieron a entrar más jabalíes medianos y pequeños, y varias noches se situó en el puesto por si apareciese «el listo», pero no lo hacía.

Su día llegó el pasado 7 de agosto

Otra imagen del jabalí. / S.R.

Ya en el mes de junio lo localizó en otra grabación y fue en agosto cuando comenzó a entrar con más frecuencia. «Un día como otro cualquiera, después de trabajar, decidí ir de aguardo, eran sobre las 20:20 de la tarde cuando llegué», relata.

Sergio se sitúo aquel día en el puesto como siempre, cargó su rifle Benelli Argo calibre .30-06 Srpingfield con munición Norma de 180 grains y se dispuso a esperar. «Sobre las 22:30 por fin entraba el primero de los animales, una hembra de unos 40 kilos con 3 rayones de unos 10 kilos cada uno».  Llegadas las 23:30 más o menos, vuelve a salir la hembra con sus crías al comedero: «A los 10 minutos, veo una sombra que sin hacer ruido se acerca a una esquina del campo aún en la oscuridad. Miro por el visor y veo que es un gran jabalí. Intuyo que es un macho y no una hembra, decido encender la linterna y se me queda parado mirando hacia mí», confiesa sobre el emocionante momento.

A unos 25 metros observó el joven que se trataba de un macho. «Es ahora o nunca», pensó para sí. Quitó el seguro y acertó a la primera. Era el macho que tanto tiempo llevaba buscando. «Fue una satisfacción enorme, indescriptible», explica. «Son muchos días y muchas horas pero al final nos hemos visto cara a cara. Gracias por este juego que inconscientemente has creado. Serás uno de esos lances imposibles de olvidar», exclamó por último el joven hacia el suido.

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