El animal había dado esquinazo al hombre en tres ocasiones. La cuarta vez que han cruzado sus caminos el cazador consiguió abatirlo después de cuatro meses siguiendo su rastro. Ha sucedido hace escasos días en un coto social de Andújar (Jaén) y hemos hablado con el protagonista para contarte la historia al detalle.
5/12/2018 | Redacción JyS
Luis González Armenteros ha sido el afortunado cazador que ha conseguido abatir un gran jabalí de 125 kilos en su pueblo, Andújar, después de seguir su rastro durante más de cuatro meses. Habían tenido tres encontronazos, uno incluso con el animal cargando contra él, pero fue el pasado 24 de noviembre cuando finalmente conseguiría cazarlo.
El joven de 31 años que reside en Andújar, ha dedicado los últimos cuatro meses a seguir la pista del macareno. «Desde que vi sus pisadas en el campo no he dejado de perseguirlo. Me ha llevado meses y muchas esperas, pero al final he podido cazarlo», nos cuenta Luis, quien asegura haber empleado decenas de noches hasta conseguir abatirlo.
A la cuarta fue la vencida
Aunque finalmente pudo dispararlo el pasado 24 de noviembre, sus encuentros esporádicos se remontan meses atrás. «Como hace tres meses fue la primera vez que lo vi. Me había colocado de espera al paso. Era enorme y los nervios me hicieron no poder dispararlo. Había dejado el seguro puesto», se lamenta.
Un mes después, cuando lo esperaba junto al río el animal le entró por detrás y cargó contra él. «Me pidió el carnet de identidad, como decimos aquí. Lo sentí por detrás y al girarme dio la vuelta hacia el río. Pero venía derecho a por mí. No pude dispararle», relata.
A pesar de haber tenido una oportunidad más para cazarlo cuando lo tuvo metido en el visor a unos 250 metros hace ahora un mes, no quiso dispararlo. «Estaba lejos y podía fallarlo. Preferí no tirar y volver otro día», dice el cazador.
Días más tarde, concretamente el pasado sábado 24 de noviembre sobre las 21:15 horas, escuchó un ruido cerca de su postura. «Eché el faro y el animal se echó hacia atrás. Vi que era un jabalí pero pensé que no era el que había seguido. Aún así le calculé unos 60 o 70 kilos y disparé». Luis consiguió abatirlo, pero al acercarse se dio cuenta que no era tan pequeño como él pensaba. «Madre mía, cuando lo vi en el suelo me di cuenta que era el jabalí que venía siguiendo desde hace más de cuatro meses. No me lo podía creer», afirma.
Aunque el trofeo del animal aún no se lo ha devuelto su taxidermista de confianza, tiene a buen seguro que será medallable. «Puse el dedo pulgar junto a sus navajas y son aún más gordas. Es un animal espectacular», concluye.