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Investigadores españoles explican las causas de la plaga de conejos: No hay hibridación, solo tienen hambre

Conejos de monte. © Shutterstock

La plaga de conejos que a día de hoy afecta a muchas regiones de España está provocando una larga lista de graves daños a los cultivos. La preocupación generada ha llevado a un grupo de investigadores españoles a explicar las causas que determinan la irrupción de este problema.

Lo han hecho publicando un artículo en el que, además, hacen un análisis de la situación. Concretamente, los autores del texto son: José Guerrero Casado, profesor del Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba; Carlos Zouco Zufiarre, profesor titular de Ecología de la Universidad de Sevilla; y Francisco Sánchez Tortosa, catedrático del área de Zoología de la Universidad de Córdoba.

Los investigadores han comenzado aclarando que «el conejo silvestre o de monte es una especie nativa de la península ibérica. Todas las variedades de conejo doméstico han derivado a partir de la subespecie Oryctolagus cuniculus cuniculus. Por tanto, los conejos silvestres y domésticos son la misma especie».

«Es cierto que podemos encontrar en algunas poblaciones de conejos silvestres con rasgos de ‘domésticos’ debido, posiblemente, a la suelta de conejos de dudosa genética usados en algunas repoblaciones de caza, pero esta presencia es meramente testimonial», aseguran. «Las ‘excepcionales capacidades’ que se atribuyen a los supuestos conejos híbridos son igualmente propias de los conejos silvestres».

«¿Cómo una especie nativa puede convertirse en plaga?»

Partiendo de esto, muchos se plantean la cuestión de qué es lo que sucede para que, entonces, una especie nativa llegue a convertirse en una plaga.

En este sentido, los autores explican que «el conejo es una especie evolutivamente diseñada para ser abundante, para poder sobrellevar la elevada mortalidad que sufren sus poblaciones silvestres debido a la depredación».

De igual modo, han indicado que la «pérdida de autorregulación y funcionalidad de los ecosistemas, normalmente debida a intervenciones humanas», suele dar lugar a fuertes desequilibrios. Un ejemplo de ello es una abundancia superior a la deseada de la especie.

«En el caso del conejo hay tres elementos clave que han generado estos desequilibrios: escasez de alimento natural, falta de depredación y la reducción del impacto negativo de las enfermedades», concretan.

Asimismo, también puede ser un factor determinante la presencia de un suelo más blando y de estructuras lineales. En estos términos se entienden las carreteras y vías de tren.

La falta de alimento natural, principal causa de la plaga de conejos

© Shutterstock

Como resultado de un estudio realizado en viñedos de Córdoba, llegaron a la conclusión de que los daños provocados por los conejos estaban condicionados por la cantidad de alimento natural. «A abundancias similares de conejo, los daños en los cultivos son mucho mayores en aquellos donde la disponibilidad de alimento natural es escasa».

«La eliminación de las llamadas ‘malas hierbas’ fuerza a los conejos a alimentarse de los cultivos. Este fenómeno podría haberse acentuado este año por la sequía», afirman.

«Aunque parezca paradójico, los daños pueden mitigarse si aumentamos la disponibilidad de alimento natural para reducir la presión sobre los cultivos».

Las enfermedades tienen un menor efecto

Por último, también aluden a la reducción de la virulencia de las enfermedades que afectan a los conejos. «Los conejos han ganado cierta resistencia, reduciéndose así el efecto negativo en sus poblaciones».

«Las poblaciones más abundantes son las que tienen menor mortalidad por enfermedad. Presumiblemente, porque hay mayor probabilidad de que circulen los virus dentro de la población y de que adquieran inmunidad. Por tanto, en las poblaciones localmente abundantes, como pueden ser las zonas de daños, es esperable que tengan una mayor prevalencia de anticuerpos frente a ambas enfermedades», matizan.

Como conclusión a este estudio, los investigadores han destacado que «es la disfunción del ecosistema y no la hibridación la que está provocando estos daños».

       
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