En una actuación conjunta entre agentes del Grupo de Investigación Medioambiental (GRIM) de la Policía Foral y guardas de Medio Ambiente de Estella-Lizarra, se ha identificado a un hombre como presunto autor de un delito contra la fauna por el uso de un producto ilegal para controlar conejos en su finca. El caso, que se remonta a marzo, ha derivado en la apertura de diligencias penales y la intervención de varios animales y medios de captura prohibidos.
La investigación comenzó tras una inspección rutinaria en terrenos próximos a unas viñas, donde los guardas localizaron hasta trece bolsas de color rosa y azul en madrigueras de conejo. Ante la sospecha de que pudieran contener sustancias tóxicas, se solicitó la presencia de agentes del GRIM. Una vez en el lugar, los policías forales confirmaron que se trataba de raticida, un producto extremadamente peligroso si se emplea de forma no controlada.
Los agentes procedieron a precintar las bolsas y trasladarlas para su análisis en dependencias oficiales. Tras semanas de seguimiento y vigilancia de la zona, consiguieron identificar al presunto responsable de este método letal, al que se le imputan cargos por un delito contra la fauna y se ha remitido el caso al Juzgado de Instrucción de Guardia de Estella y a la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo de Navarra.
Una práctica tan dañina como ilegal
El artículo 336 del Código Penal castiga el uso de veneno contra animales con penas que oscilan entre los cuatro meses y los dos años de prisión, o multas de ocho a veinticuatro meses. Además, contempla inhabilitaciones especiales para ejercer actividades relacionadas con la caza o la pesca, así como para la tenencia y porte de armas, por periodos de uno a tres años.
Este tipo de prácticas no solo suponen una amenaza para las especies cinegéticas, sino también para la fauna protegida y, en algunos casos, incluso para animales domésticos o personas. El uso de veneno en el medio natural es considerado uno de los métodos más peligrosos y no selectivos, capaz de desencadenar efectos devastadores en los ecosistemas.
Aves y trampas ilegales
Durante el transcurso de las diligencias, los agentes también localizaron en el domicilio del investigado varios ejemplares de aves silvestres enjauladas sin autorización: tres pardillos, dos jilgueros y otros dos verderones. Estos animales fueron liberados en el acto por no contar con documento alguno para su tenencia.
Asimismo, se intervinieron diversas artes prohibidas, tanto para la caza como para la pesca, por lo que el implicado fue denunciado por dos infracciones leves a la ley foral 2/1993 de Protección y Gestión de la Fauna Silvestre y sus Hábitats. Estas infracciones están sancionadas con multas que pueden oscilar entre los 60 y los 6.000 euros.
