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El ingenioso uso que unos científicos han hallado para reciclar las cáscaras de pistacho, almendra y nuez

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Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha han publicado un nuevo estudio en el que han resaltado el valor de los cultivos de pistacho, almendra y nuez, no solo económicamente, sino también por su potencial como fuente de biomasa renovable. De este modo, han descubierto un novedoso uso de sus cáscaras.

En este sentido, nuestro país está entre los principales productores de frutos secos de Europa, gracias a sus más de 700.000 hectáreas dedicadas a producir almendras y nueces. Dentro de las fronteras de España, Andalucía y Castilla-La Mancha son las regiones que más destacan.

Esos cultivos, según aseguran en el estudio, generan grandes cantidades de residuos como pueden ser cáscaras y restos de poda. A su vez, estos se pueden aprovechar para desarrollar materiales sostenibles, por ejemplo carbones activados o biocombustibles.

«Este enfoque no solo contribuye a la reducción de desechos, sino que también promueve una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente, en consonancia con la creciente demanda de soluciones ecológicas a nivel mundial», han indicado los autores.

Cáscaras de frutos secos para cuidar el medio ambiente

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Tal y como han concretado los científicos en el estudio, para dar lugar a carbones activados a partir de biomasa, «se utilizan tecnologías termoquímicas, y la activación química o física es un método eficaz y prometedor. Este proceso convierte residuos agrícolas, como las cáscaras de pistacho, almendra y nuez, en materiales con alta porosidad».

«El uso de biomasa como materia prima renovable para la producción de biocarbones, junto con el desarrollo de tecnologías más eficientes, abre nuevas oportunidades para el aprovechamiento sostenible de residuos agrícolas y la creación de productos de valor añadido que contribuyen a la economía circular», han añadido.

Esos biocarbones activados que se obtienen mediante residuos agrícolas, como cáscaras de pistacho, almendra o nuez, surgen como «una alternativa más sostenible». «Al ser de origen renovable, su producción reduce el impacto ambiental», han resaltado en el estudio.


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«Además, estos biocarbones pueden retener CO₂ de manera eficiente, al igual que los materiales tradicionales, pero con menores costos y un impacto ambiental reducido. En resumen, representan una solución prometedora para hacer la captura de carbono más ecológica y asequible», han resaltado.

Asimismo, los investigadores afirmado que lo que se espera es «que la innovación tecnológica en la producción de carbón activado, como el uso de biomasa y otras fuentes de carbono sostenibles, desempeñe un papel fundamental en el crecimiento futuro del mercado. Este panorama positivo está respaldado por las crecientes regulaciones ambientales y el enfoque global en prácticas más sostenibles, lo que refuerza la importancia de soluciones ecológicas en este sector», han concluido.

       
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