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El incendio de Las Hurdes deja una imagen que lo dice todo: el campo trabajado como toda la vida no arde, el abandonado sí

Imagen que se ha vuelto viral en Facebook. © José Núñez

La fotografía ha sido tomada en la comarca extremeña de Las Hurdes y en ella se observa un paisaje desolado, calcinado por un incendio, en contraste con una finca de olivos perfectamente ordenada que ha permanecido intacta entre el caos. La imagen, capturada por el naturalista José Núñez y publicada en sus redes sociales, lleva más de 500.000 visualizaciones y ha desatado una conversación sobre la prevención de incendios, la gestión del territorio y el abandono rural.

El abandono del campo lo convierte en un polvorín

Tal y como apunta el autor de la imagen, esta supervivencia no es fruto del azar: «Este resultado no es fruto de la casualidad, sino de una estricta y constante gestión del terreno. Un claro ejemplo de cómo la prevención y la buena gestión del campo son la mejor defensa contra las llamas». Una reflexión que ha calado profundamente en redes y que muchos usuarios han ampliado para denunciar la ausencia de ganadería extensiva, agricultura activa y otras prácticas tradicionales que hasta hace poco mantenían limpios los montes.

La publicación ha servido también para poner el foco en la falta de gestión forestal en amplias zonas del país. En los comentarios, muchos recuerdan cómo en el pasado el monte era pastoreado, se recogía leña y biomasa, se cuidaban caminos y se prevenían desastres que hoy resultan incontrolables. Sin embargo, la pérdida de población rural y la desactivación de estos usos tradicionales han convertido nuestros bosques en un combustible perfecto para incendios cada vez más violentos.

La caza también ayuda a prevenir incendios

En este contexto, la caza emerge como una herramienta fundamental para la gestión del territorio y la prevención de incendios. Tal como recogió Jara y Sedal en una investigación reciente, los cazadores españoles invierten más de 54 millones de euros al año en trabajos de prevención contra incendios forestales. Estas tareas incluyen desde la limpieza de caminos hasta la construcción de puntos de agua, la desbroza de parcelas o la vigilancia activa durante el verano.

Además, la actividad cinegética contribuye a fijar población en el medio rural, a mantener viva la economía de muchos pueblos y a conservar un modelo de gestión que, como muestra la imagen de Las Hurdes, marca la diferencia entre el desastre y la supervivencia.

Esta fotografía viral ha servido para recordarnos una verdad sencilla pero a menudo olvidada: el campo trabajado, gestionado y cuidado no arde igual que el abandonado.

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