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Habla la ganadera cuyas vacas han ‘adoptado’ y amamantado a una familia de jabalíes huérfanos en León

Vaca y cría de jabalí. © Shutterstock

La historia que narramos a continuación ha ocurrido en las cercanías de la localidad leonesa de Magaz de Arriba, ubicada en plena comarca del Bierzo, y la protagoniza una piara de rayones que se quedó sin madre y fue ‘adoptada’ por unas vacas en un prado de este lugar.

Jordi Morant, cazador natural de la localidad valenciana de Villalonga, en las cercanías de la ciudad de Gandía, acudió hace unos días junto a su pareja a visitar a una tía que tiene en esta zona leonesa y les narró la curiosa historia de la piara. «Su madre murió y los rayones quedaron en la zona, por lo que las vacas les dieron calor y leche, siguiendo criándolos», explica Morant a la redacción de Jara y Sedal.

El vídeo que el cazador ha enviado a este medio no muestra el momento exacto en el que los rayones maman de las vacas por el ángulo en el que lo grabó, pero éste asegura que sí lo hacían: «Están saliendo adelante gracias a ellas», expone.

¿Hasta cuándo pueden estar estos rayones junto a las vacas?

En este instante surge una pregunta: ¿Hasta cuándo pueden estar estos rayones junto a las vacas? Los jóvenes jabalíes tardan en emanciparse varios meses. Los machos jóvenes generalmente empiezan a separarse de su madre a los 11 meses de edad, aunque pueden permanecer junto a ella hasta los 16, por tanto siendo el promedio de tiempo que suelen necesitar para emanciparse son los 14 meses. Luego se convierten en solitarios permanentes a una edad promedio de 16,5 meses. En este sentido, los rayones podrían tardar un año más en estar junto a las vacas, ya que tienen alimento y tranquilidad en ese lugar. De hecho, es posible que se mantengan hermanados junto a las vacas por mucho tiempo.

Por último, esta historia nos recuerda a la narrada hace un año por Jara y Sedal acaecida en la localidad soriana de Vinuesa, donde un rayón se despistó de la piara y comenzó a vivir junto a un rebaño de ovejas. El relato lo narró entonces a este medio Héctor Arranz, cuya finca linda con la zona en la que se encontraban las ovejas: «Con el paso de los días, la madre se olvidaría de él y supongo que se quedó definitivamente en el lugar», señalaba.

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