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Este cazador hace un llamamiento desesperado entre lágrimas para encontrar a sus galgos robados

Los galgos robados el pasado jueves. © J.A.B.

El cazador sevillano Emilio Barea Valderrama ha denunciado el robo de dos de sus galgos durante el pasado jueves, 17 de diciembre, cuando fue a entrenarlos en las cercanías del municipio hispalense de Tocina.

«De repente los perdió de vista y no sabemos nada más», ha explicado a Jara y Sedal su hijo, José Antonio Barea. Las dos galgas tenían 22 meses de edad y el probable robo ya ha sido notificado a la Guardia Civil, que busca indicios que les lleven a los ladrones.

«No me lo explico. Quién puede hacer daño de esta forma a una persona. No sabe lo que significaban para nosotros esos animales», confiesa el cazador, que ofrece su número de teléfono, el 633 22 42 74, por si alguien tiene alguna pista o los ha visto por la zona. «Los galgos tenían las orejas tatuadas y microchip», sigue explicando entre lágrimas.

Otra imagen de los galgos robados el pasado jueves. © J.A.B.

Roban su perra de caza y pide ayuda para difundir su imagen y la de los ladrones

Imágenes del robo de la perra de caza y la podenca.

El cazador catalán Aram Medina, natural de la localidad de Montblanc, ha denunciado el robo de una podenca de tres años de edad el pasado 12 de diciembre, sobre las 20:00 horas de la tarde, en una perrera de su propiedad, situada en las cercanías del citado municipio.

Medina ha dado a Jara y Sedal los detalles de un robo que le fue notificado al instante al teléfono móvil gracias a las cámaras de seguridad que tiene instaladas en la perrera. Así fue todo.

Revientan la puerta de la casa de un cazador y le roban siete pointer: ahora pide ayuda para encontrarlos

Butrón por el que sacaron a los pointer.

El cazador valenciano Vicent Garsó se encuentra «destrozado». Hace unos días, unos individuos entraron en su casa de campo con fuerza y le robaron los siete perros de raza pointer que utiliza para sus jornadas de caza menor en las cercanías de la localidad de Xátiva. «Estoy pasando unos días terribles, ni me lo creo, me duele mucho», confiesa a Jara y Sedal el cazador afectado. Así ocurrió todo.

       
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