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Tres furtivos entran en el coto de caza de la Casa Real en Madrid, abaten dos gamos y un ciervo y acaban frente a la Guardia Civil

Un rifle con silenciador y una pieza recién abatida. © Israel Hernández

El Monte de El Pardo, uno de los espacios naturales más emblemáticos de España y gestionado por Patrimonio Nacional, volvió a ser escenario de una intervención contra el furtivismo. En la madrugada del suceso, varios disparos alertaron a los guardas que vigilan el Coto de Caza nº 1, una de las zonas internas de este cazadero histórico ligado desde hace siglos a la Casa Real española.

Los guardas, que escucharon hasta cinco detonaciones en distintos momentos de la noche, localizaron a tres personas moviéndose entre la vegetación del monte. La zona es especialmente sensible por su valor ecológico y su larga tradición como cazadero real documentada desde la Baja Edad Media. Al intentar identificar a los sospechosos, estos emprendieron la huida campo a través.

Solo uno de ellos pudo ser retenido tras una persecución que se prolongó varios minutos. Los otros dos consiguieron escabullirse aprovechando la oscuridad y la orografía del terreno. El hombre apresado fue entregado posteriormente a los agentes de la Guardia Civil del puesto principal de Las Rozas.

Un hallazgo que confirmó las sospechas

En la mochila del detenido aparecieron una cabeza de ciervo, dos de gamo, un pasamontañas, un hacha y material óptico nocturno, incluidos un visor térmico y un visor nocturno. Los guardas señalaron que las cabezas estaban «cortadas con un hacha», lo que daba una idea de sus intenciones: abandonar el lugar con las cuernas de los animales después de haberlos abatido.

Según la Guardia Civil, los individuos habían accedido al interior del coto privado tras saltar el vallado perimetral, un cierre histórico levantado en el siglo XVIII para proteger la fauna del monte y que todavía delimita buena parte de este espacio. Los furtivos empleaban además silenciadores con el objetivo de evitar alertar a los guardas.

La inspección posterior del Seprona confirmó la gravedad de los hechos. Los agentes encontraron tres animales abatidos y decapitados en distintos puntos del monte. También recogieron muestras de ADN de los cadáveres y de las cabezas halladas en la mochila del detenido, un protocolo habitual para acreditar la relación forense entre ambas pruebas y sostener la acusación.

Una de las cabezas intervenidas. © Guardia Civil

Reincidencia y una investigación aún abierta

Tras varios días de trabajo, los agentes consiguieron identificar a otro de los presuntos implicados, que ha sido investigado. Tanto él como el detenido acumulan infracciones previas vinculadas a la práctica del furtivismo.

El Monte de El Pardo, además de su relevancia ecológica, mantiene intacta su condición histórica como cazadero real, con una gestión muy estricta que evita interferencias humanas y protege poblaciones emblemáticas de ciervo y gamo. La presión de la actividad ilegal supone un riesgo no solo para la fauna, sino también para la conservación de un enclave único en las inmediaciones de Madrid.

Las diligencias siguen su curso mientras los agentes tratan de localizar al tercer participante en los hechos y determinar el alcance de los daños provocados en este entorno de especial protección.

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