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Graban en Zamora cómo nace un incendio y cómo corre más rápido que los propios bomberos 

© Instagram

El incendio forestal registrado en Molezuelas de la Carballeda (Zamora) ha dejado una impactante imagen de la rapidez con la que puede prender el fuego en campo abierto. En cuestión de segundos, una chispa convertida en pavesa se transformó en un nuevo frente que avanzó sin control, obligando a los brigadistas a actuar de forma inmediata para contenerlo.

El vídeo, grabado por Javier G. Rendo y difundido en redes sociales, muestra a una brigada forestal (BRIF) trabajando en la zona cuando de repente un foco secundario aparece a gran velocidad. Según se ha comentado en Twitter, el origen estuvo en partículas incandescentes transportadas por el viento desde un incendio cercano. Este fenómeno es uno de los más peligrosos en plena campaña estival.

El peligro de las pavesas

Las pavesas son pequeños fragmentos encendidos que, empujados por el viento, pueden caer a centenares de metros del foco principal y provocar nuevos incendios. Así ocurrió en Molezuelas, donde en apenas segundos se formó una nueva lengua de fuego sobre el rastrojo. En estas condiciones, las labores de extinción se complican enormemente porque el fuego puede multiplicarse en varios puntos al mismo tiempo.

Un brigadista que participó en la extinción comentó en redes: «Ese pavesazo lo vivimos mi brigada junto con la BRIF a unos 200 metros de donde estábamos trabajando, salimos corriendo a apagarlo pero el viento no ayudó». Su testimonio refleja la tensión constante en la que trabajan los equipos de extinción frente a un elemento tan impredecible.

Una carrera contra el tiempo

El vídeo se ha viralizado por mostrar de manera clara lo difícil que resulta frenar un incendio cuando confluyen viento, altas temperaturas y terreno seco. Muchos usuarios han señalado que si los campos estuvieran arados, la propagación sería menor. Otros han recordado que la despoblación rural y la falta de gestión del monte están detrás de la magnitud de estos siniestros.

«Abandono rural sumado a las altísimas temperaturas hace que si no hay un cambio radical será el pan de cada verano», señalaba un usuario. Y no le falta razón: cada año, cientos de hectáreas arden en España en condiciones similares.

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