Durante un viaje reciente a Viena, el director de Jara y Sedal, Israel Hernández, se topó con una de esas piezas que cambian la percepción de la historia armamentística: un arma del siglo XVIII, ricamente ornamentada, con llave de miquelete —un tipo de mecanismo de ignición español— forjada en Madrid por encargo para Carlos VI de Habsburgo en plena posguerra europea.
Antes de adentrarnos en los detalles técnicos y artísticos de la pieza, conviene detenerse en el marco histórico que la explica: en 1713, con el fin de la Guerra de Sucesión Española, la monarquía de los Habsburgo perdió sus dominios en España, pero Carlos VI, hijo de Leopoldo I, se consolidó como rey de Nápoles y figura central en la élite europea.
La pieza que llamó la atención del director de esta cabecera no es una simple reliquia. Se trata de un arma de caza de pedernal datada en 1722, inscrita «EN MADRID AN: 1722» y firmada por el armero Diego Ventura, que trabajaba en la capital española en esa década. El arma forma parte de la Hofjagd- und Rüstkammer (Cámara de Caza y Armería) del Kunsthistorisches Museum de Viena, uno de los museos más importantes de Europa en colecciones de artes decorativas y objetos históricos.
El encargo de un emperador tras la guerra
En el interior de la Nueva Burg (Nueva Fortaleza) vienesa, entre remos de galeras, armaduras y piezas de corte juicioso y ceremonial, destaca esta escopeta. No por su tamaño —mide alrededor de 144 cm y pesa algo más de 3,5 kg— sino por su ornamentación y el valor simbólico de cada detalle. Según la descripción oficial del museo, el decorado del arma remite directamente a Carlos VI, con escenas mitológicas y referencias al puerto de Nápoles, ciudad que el emperador reclamó tras la Guerra de Sucesión.
La Guerra de Sucesión (1701-1714) fue un conflicto que reconfiguró la geopolítica europea. Con el tratado de Utrecht en 1713 y Rastatt en 1714, Felipe V de Borbón consolidó su trono en España, pero los Habsburgo consiguieron otros territorios y títulos. Es en ese contexto en el que surgen objetos como esta escopeta: piezas de arte y tecnología pensadas para fortalecer alianzas y simbolizar autoridad, más allá de su uso práctico en actividades como la caza.
La llave de miquelete: tecnología y tradición española
Lo que hace singular a esta escopeta, más allá de su ornamentación, es su mecanismo de ignición: la llamada llave de miquelete o «llave española», una adaptación del sistema tradicional de pedernal que se desarrolló en España desde finales del siglo XVI y que se mantuvo en uso durante siglos.
Este tipo de mecanismo se caracteriza por una palanca externa —el miquelete— que acciona un martillo de pedernal que golpea una pieza metálica para generar la chispa necesaria para encender la pólvora. Aunque hoy el término «miquelete» es usado por coleccionistas y museógrafos, la propia España lo conoció tradicionalmente como «llave de patilla» o «llave de rastrillo», términos que evidencian la evolución e influencia de este sistema a lo largo del tiempo.
Los miqueletes fueron, incluso, una milicia histórica catalana y valenciana reclutada en diversas guerras del siglo XVII, de donde algunos historiadores creen que proviene la popularización del término entre los anglosajones tras la Guerra de Independencia Española (1808-1814).
Arte y simbolismo en cada detalle
El arma que vio Hernández no era, sin embargo, una herramienta militar. Se trata de una flinta de caza de pedernal decorativa, cuyo cajón de mecanismos y el cañón fueron trabajados por Diego Ventura, armero madrileño activo en la primera mitad del XVIII. El museo describe que tanto el cañón como el mecanismo llevan la firma del artesano («DIEO/VEN/TVRA»), y que el resto del arma —incluido el elegante culatín ornamentado con nácar y escenas figurativas— fue ensamblado probablemente por un armero local en Viena.
El culatín presenta una escena con la diosa Victoria ante una vista del puerto de Nápoles, flanqueada por figuras mitológicas y elementos heráldicos. Este tipo de iconografía no era casual: buscaba ensalzar al emperador Carlos VI, recordando su poder y su conexión con territorios disputados durante las guerras europeas de principios del XVIII.
No menos relevante es la procedencia española del arma. Aunque hoy asociamos cualquier mecanismo de pedernal con los clásicos “sistema flintlock”, el miquelete español representa una variante que fue muy valorada por su fiabilidad y robustez, especialmente en armas civiles y de lujo como esta escopeta ornamental.
El hallazgo que reescribe itinerarios
Para Israel Hernández, topar con esta pieza en Viena fue una experiencia reveladora. «Para mí ha sido una sorpresa encontrarme con una pieza española tan extraordinaria en Viena. Y lo es por dos motivos, por el gran valor histórico que tiene, al haber pertenecido a uno de los aspirantes al trono de España en uno de los momentos más cruciales de nuestra historia, y por su extraordinaria calidad. Es el perfecto ejemplo de la gran calidad de las armas que se fabricaban en nuestro país, con una ornamentación extraordinaria y un sistema muy avanzado para la época, pues la llave de patilla o miguelete fue copiada en toda Europa. Sin duda un motivo de orgullo de nuestro pasado cinegético y militar», relata.
Efectivamente, piezas como esta escopeta sirven de puente entre épocas y territorios aparentemente distantes. Hoy, en la Hofjagd- und Rüstkammer del Kunsthistorisches Museum, la pieza no solo ilustra la evolución tecnológica de los mecanismos de armas de fuego del XVII-XVIII, sino también las redes de intercambio cultural y político que atravesaron el continente.
El legado de una llave legendaria
Hoy, la historia de la llave de miquelete ofrece también una lección sobre cómo la innovación española influyó en la tecnología de armas durante siglos. Desde su aparición como respuesta a desafíos en campo de batalla hasta su adaptación en la producción civil y cortesana, este sistema fue un puente entre las tecnologías antiguas y los cerrojos de percutor que surgirían después.
La escopeta de Carlos VI, filmada por Hernández, es un testigo silencioso de esa evolución: un objeto que combina mecánica, arte y simbolismo en un solo conjunto, y que hoy se erige como una de las piezas más fascinantes para los amantes de la historia armamentística y la cultura material europea.
