Coxiella burnetii es una bacteria zoonótica intracelular causante de la fiebre Q que está ampliamente extendida en la naturaleza. Las fuentes de infección más comunes para los humanos son los rumiantes domésticos, si bien la fauna silvestre también puede actuar como reservorio de la infección.
Recientemente, un estudio del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (Neiker) ha analizado muestras de bazo mediante PCR a tiempo real de un total de 652 ungulados silvestres y 218 aves silvestres recogidas en el periodo 2011-2019 a lo largo de todo el territorio de la CAPV. Entre los ungulados silvestres, en el 7,0% de los corzos, el 1,9% de los jabalíes y en el 2,4% de los ciervos se detectó ADN de C. burnetii. Según los estudios, la tasa de infección en el corzo fue significativamente mayor que en el jabalí. Entre las aves silvestres sólo resultó positiva una cigüeña blanca.
El estudio de los genotipos de C. burnetii en los animales positivos demostró que los ungulados silvestres comparten los genotipos SNP-2, SNP-6 y SNP-8 con los rumiantes domésticos de la CAPV. Sin embargo, la cigüeña blanca albergaba un genotipo de C. burnetii (SNP-3) no identificado previamente.
Comparando estos resultados con los obtenidos en la misma zona una década antes (2001-2006), no se observaron diferencias significativas en la prevalencia de C. burnetii en ninguna de las especies investigadas, lo que indica cierta estabilidad en la prevalencia de esta zoonosis. No obstante, teniendo en cuenta el aumento de la densidad de las poblaciones de corzo y jabalí observado en las últimas décadas, es necesario seguir monitorizando ambas especies para detectar posibles cambios en las tasas de infección.
El artículo titulado «Stable prevalence of Coxiella burnetii in wildlife after a decade of surveillance in northern Spain» ha sido recientemente publicado en la revista Veterinary Microbiology. El trabajo completo se puede descargar hasta el 31 de mayo en este enlace.
Ocho casos este mes de abril en Asturias
Por otro lado, hay que reseñar que la Consejería de Salud de Asturias ha detectado a inicios de este mes de abril ocho casos de fiebre Q en esta comunidad autónoma. Cinco de ellos provienen de una fuente única y están localizados en el área sanitaria III, con cabecera en Avilés, mientras que los tres restantes están tratando de identificar dónde se produjo el contagio. Esta es una trasmisión que principalmente se produce por vía respiratoria, por la inhalación de las esporas de la citada bacteria Coxiella burnetii.