Las poblaciones de aves silvestres están cayendo en todo el continente europeo. La pérdida de hábitats, la intensificación agrícola y el cambio climático son causas conocidas, pero un nuevo estudio ha puesto el foco en un factor menos considerado: la depredación. Según los investigadores, el aumento de los depredadores generalistas podría estar actuando como una auténtica barrera para la recuperación de las especies que anidan en el suelo.
El trabajo, llevado a cabo por expertos del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) junto a la University College Dublin, ha analizado datos de diez países europeos, entre ellos España, Francia, Irlanda y Polonia. Sus conclusiones señalan que las aves que crían en el suelo —como la perdiz roja, la codorniz o la avutarda euroasiática— tienen más del doble de probabilidades de estar en declive que otras especies.
Aunque las políticas de conservación como la Directiva Aves y la Directiva Hábitat han contribuido a proteger parte de la avifauna, los investigadores advierten que los resultados siguen siendo insuficientes. Algo impide que las poblaciones se recuperen, incluso en entornos donde se aplican medidas agroambientales desde hace años.
La depredación, un obstáculo invisible
Los científicos del IREC apuntan a la depredación por mamíferos y aves generalistas como uno de los principales problemas. Estas especies, adaptadas a los paisajes agrícolas y urbanos, han prosperado en los últimos cincuenta años, alterando los equilibrios ecológicos. «Las aves que nidifican en el suelo están expuestas a una amplia gama de depredadores, tanto terrestres como aéreos», explican los expertos, recordando que muchas de ellas soportan altas tasas de fracaso reproductivo.
En hábitats degradados, el impacto es aún mayor. Cuando la cobertura vegetal desaparece y el alimento escasea, los nidos quedan más expuestos y los depredadores generalistas encuentran presas fáciles. Los investigadores describen este fenómeno como una «trampa ecológica», en la que las aves eligen lugares que parecen adecuados, pero donde sus posibilidades de éxito son mínimas.
Implicaciones para la conservación
Los resultados del estudio, publicados por el IREC, subrayan la urgencia de repensar las estrategias de conservación. No basta con preservar hábitats; es necesario entender cómo interactúan las presiones del paisaje con la presencia de depredadores. La investigación propone incorporar medidas específicas de gestión de la depredación en los programas agroambientales, ajustadas a cada territorio.
La situación de especies emblemáticas como la perdiz roja, el sisón común o el alcaraván demuestra que los enfoques actuales resultan insuficientes. La recuperación de estas aves pasa por combinar la restauración del hábitat con acciones de control y equilibrio poblacional de los depredadores, dentro de una gestión sostenible y científicamente avalada.
En definitiva, la ciencia confirma lo que los mayores del campo ya intuían: sin equilibrio entre presa y depredador, no hay recuperación posible.
