La bióloga Odile Rodríguez de la Fuente y el cazador y colaborador de Jara y Sedal Antonio Gallardo, que además es uno de los miembros más activos de la Federación Andaluza de Caza, han protagonizado un discurso de defensa de la actividad cinegética en el programa La Sexta Columna, de La Sexta.
El programa abordaba el papel de la actividad cinegética y comenzaba recordando la larga tradición que existe en torno a esta actividad, enfatizando en la relación que siempre se ha establecido entre las élites del poder y la caza. «En España había unas leyes injustas, con las que solo podía cazar el señorito, el capataz y el terrateniente, pero eso ya ha cambiado», comenzaba defendiendo en su intervención Antonio Gallardo, quien no dudaba en considerarse «ecologista». Gallardo ponía en valor que el sector controla poblaciones y que la caza es «la actividad más regulada que existe».
«No se caza cualquier cosa», insistió, recalcando que la actividad es positiva para el mundo animal y poniendo como ejemplo lo que ocurriría si no se cazaran jabalíes o conejos en España. Para Gallardo, «la caza no es solo la mera acción de salir al campo, atrapar o dar muerte a una pieza» sino que ese animal debe acabar en la mesa para dar «sentido a su muerte». Y citaba la abismal diferencia entre consumir los animales que él caza en la naturaleza con los que se compran en el supermercado y han vivido en explotaciones intensivas.
La defensa de la gestión cinegética por parte de Odile Rodríguez de la Fuente
Odile Rodríguez de la Fuente, por su parte, exponía que «no nos podemos quedar solamente con que se matan animales. El valor de la caza es mucho mayor y mucho más complejo que el titular de lo bueno y lo malo. Tenemos que realmente entender la caza va mucho más allá del matar a los animales, cosa con la que yo no sintonizo en absoluto», destacaba. «Para mí no hay parangón entre un urbanita que compra en un supermercado carne que ha sido producida de forma intensiva, algo que conlleva muchísimo sufrimiento animal, y el plástico o el empaquetado que lleva consigo eso» con la caza.
Además, Rodríguez de la Fuente defendía que «donde no hay depredadores es importante la presencia de la caza para regular poblaciones que de otra manera se irían de madre». «Para mí no hay parangón con un urbanita que compra en un supermercado carne que viene de la otra punta y que ha sido producida de forma intensiva, que conlleva muchísimo sufrimiento animal», añadía coincidiendo con Gallardo.
«Por supuesto que los ataques de los lobos a la ganadería en extensivo se pueden prevenir», exponía Odile Rodríguez de la Fuente. No obstante, hacía un apunte: «Cuando se realiza la caza sobre clanes que están bien establecidos, si se caza el lobo o loba alfa, se desestructuran estas familias y aparecen lobos errantes. Y esto puede terminar causando todavía más daño del que se trataba de prevenir».
No obstante, hace un alegato en defensa del control del lobo, especialmente del que más daño causa: «Defiendo que haya un control letal inmediato de especímenes que causan problemas de forma reiterada, y únicamente de estos especímenes», señalaba