Cada primavera, miles de flamencos eligen el Parque Natural del Delta del Ebro para criar. Este humedal catalán, de una biodiversidad extraordinaria, acoge una de las colonias más emblemáticas de flamenco común (Phoenicopterus roseus) de la península. Sin embargo, este 2025, el balance reproductivo ha sido dramáticamente bajo: apenas 312 pollos han salido adelante de las 1.510 parejas que anidaron en las salinas de la Trinitat, junto a la reserva de la Punta de la Banya.
Los responsables del parque natural atribuyen este fracaso a la acción de depredadores, especialmente la gaviota patiamarilla y el zorro. La primera, con más de 5.000 parejas asentadas en la zona, supone una amenaza constante desde el aire, mientras que el segundo, aunque más limitado por tierra, también logra alcanzar nidos si no se le pone freno. A pesar de los esfuerzos de conservación, que incluyen barreras físicas para impedir el paso de animales y personas, el número de polluelos ha sido insuficiente para mantener el tradicional anillamiento con voluntarios.
Una especie extremadamente sensible durante la cría
Los flamencos son aves muy longevas, pero su reproducción está cargada de riesgos. Comienzan a instalarse en marzo y cualquier amenaza, por insignificante que parezca, puede hacerles abandonar la puesta. «En la Camarga (Francia), un simple balón de playa provocó que toda una colonia abandonara sus huevos», recuerda Julia Piccardo, responsable de fauna del parque en declaraciones a La Vanguardia.
En el delta, el problema ha sido más serio. La depredación de huevos y pollos ha sido «elevada», según Piccardo. Aunque se ha evitado el desastre total, la tasa de éxito —0,21 pollos por pareja— es menos de la mitad de la media habitual en la zona. En años anteriores, como en 2020, se llegaron a alcanzar cifras récord con más de 2.000 crías.
Las gaviotas, una amenaza silenciosa y constante
La gaviota patiamarilla se ha convertido en una especie problemática. Alimentada en parte por los residuos de los vertederos humanos, ha colonizado de forma masiva espacios naturales como las salinas, y no duda en saquear los nidos de flamenco en busca de huevos o polluelos recién nacidos.
«Se trata de una especie agresiva y expansiva», advierten los técnicos del parque. Aunque se han reducido ligeramente sus cifras desde los picos de hace dos décadas, su presión sobre otras aves sigue siendo preocupante. Por su parte, el zorro, aunque en menor número, también causa estragos cuando logra acceder a las colonias.
La colonia de flamencos se mantiene estable… por ahora
A pesar del mal año, los expertos insisten en que la colonia está consolidada. El flamenco es una especie protegida, con una gran esperanza de vida, y seguirá intentando criar mientras las condiciones lo permitan. «Hay años en los que han elegido no criar y no ha pasado nada», tranquiliza Piccardo.
Este 2025, el parque natural no realizará el habitual anillamiento, pero confía en que la próxima temporada, si la presión de depredadores disminuye, la colonia pueda recuperarse. El flamenco sigue siendo uno de los grandes emblemas del Delta del Ebro, tanto por su valor ecológico como por su atractivo turístico.
