En un entorno natural, un corzo macho irrumpe en escena persiguiendo a una hembra por su instinto reproductor. Esta, es de pelaje totalmente blanco —ausencia total de melanina— por lo que se ha convertido en protagonista de un instante sublime y cargado de misticismo.
La persona que graba la escena ve cómo, tras la espesura, aparece un corzo en celo que comienza a perseguir a una hembra sorprendentemente blanca. Esta escena ha sido compartida por el perfil @monterias_en_espana_oficial, que aclara que “le ha llegado el vídeo por WhatsApp” y que “no se sabe el autor”. La naturaleza, una vez más, nos sorprende con sus rarezas y singularidades.
Justo en este momento del año, cuando el celo del corzo alcanza su punto álgido, el comportamiento territorial y reproductivo de los machos se intensifica, lo que hace más notable la aparición de una hembra tan singular. Este tipo de pelaje blanco, causado por la falta total de pigmentos, es tan infrecuente que en algunos lugares su caza está prohibida y, en consecuencia, sancionada estrictamente por motivos de conservación.
No se trata de un corzo cualquiera. Estos ejemplares —a diferencia de los completamente negros— carecen de melanina, lo que les otorga ese manto níveo que los vuelve espectaculares y únicos. Su rareza ya ha sido destacada por este medio en anteriores ocasiones, si bien no está de más puntualiza de nuevo que, en ciertas regiones, se impide su caza por su valor natural.
La fidelidad del vídeo a la realidad es palpable: se observa cómo el macho, impulsado por el celo, sigue a paso firme a la hembra blanca, que parece ignorar o simplemente ceder ante el instinto de apareamiento. La magia del instante captura el derecho y equilibrio natural, y el vídeo difunde un testimonio gráfico de ello.
Un fenómeno excepcional
La ausencia de pigmentación en estos animales no es un simple detalle estético: se trata de un fenómeno genético que, al igual que los corzos totalmente negros o los alces albinos de fama mundial, suscita admiración y, en muchos casos, protección. Su existencia despierta sentimientos encontrados pues, mientras algunos los ven como un trofeo, otros prefieren preservar su presencia como algo muy raro de observar.
