El ganadero Victoriano del Río, natural de Madrid, ha sido un pionero después de haberle cortado los testículos a uno de los toros bravos de mayor importancia de San Isidro. Esto servirá para hacer posible que siga teniendo descendencia en el campo gracias a la inseminación artificial.
Recordamos el nombre de Álvaro Domecq como uno de los primeros ganaderos de bravo que se adentró en este mundo de la inseminación de toros bravos. Ya hace unos años que, con la ayuda de la empresa estadounidense Veagen, decidió clonar a ‘Aldeano’, un destacado ejemplar de su ganadería.
Una práctica habitual
Así ha querido hacerlo también Victoriano del Río, tal y como ha revelado el portal Cultoro.com. Es importante aclarar que la inseminación es una fórmula para transmitir la genética de ciertos animales que ya no lo pueden hacer. Lo cierto es que esta práctica es frecuente en el mundo del toro.
Ahora, la de Victoriano del Río tendrá la oportunidad de inseminar a un gran número de vacas usando los testículos de ‘Dulce‘, uno de los toros más importantes de la Feria y que se ha llevado el galardón al mejor toro del serial. El ganadero los conservó inmediatamente dentro de una nevera.
El líquido con el que empapan a un semental bravo tras cubrir vacas para que otros toros no lo monten
El resultado de 100 años de investigación
La técnica de inseminación artificial bovina es una forma de biotecnología reproductiva que se ha consolidado desde el siglo XX. Iniciada en 1899 por el innovador ruso Ilya Ivanovich Ivanov, esta práctica requirió décadas para su perfeccionamiento y aplicación efectiva.
Los primeros terneros de semen congelado nacieron en Inglaterra (1951) y EE. UU. (1953). Brasil comenzó a enfocarse en esta técnica en 1938 y México intensificó su estudio alrededor de 1960. Hasta 1998, Latinoamérica dependía de importaciones significativas de semen bovino, contrastando con exportaciones mínimas.
Desde el año 2000, la investigación ha avanzado mucho, y hoy la inseminación artificial es fundamental en la cría bovina, realizándose para asegurar la continuidad de aquellos ejemplares que tienen buena genética, como es el caso de ‘Dulce’.