Jaraysedal.es ha tenido acceso en exclusiva a una serie de grabaciones que desvelan cómo la presidenta de la protectora ‘Huellas callejeras’ de Chiva, Valencia, y concejal de Podemos en este municipio, supuestamente intenta apropiarse del perro de una mujer cazadora. El animal murió a las pocas horas de ser entregado a su dueña.
29/6/2017 | Redacción JyS
La pesadilla para María José Soler comenzó el pasado martes 20 de junio. Ese día Opaca, una podenca portuguesa de tan solo seis meses identificada mediante tatuaje, se perdía en el monte en Chiva, Valencia, cuando paseaba con ella. María José la buscó durante horas, pero no consiguió dar con ella.
Al día siguiente, Opaca fue encontrada a las puertas de un supermercado de este pueblo y puesta en manos de la protectora ‘Huellas callejeras de Chiva’, cuya presidenta es Cristina Suárez Sánchez, la cual también ejerce como concejala de Podemos en el municipio. Se trata de una persona muy conocida en Chiva que hace meses saltó a la prensa por concederse una ayuda económica a sí misma, y que habría dado la perra en acogida a una voluntaria.
Después de dos intensos días de búsqueda y de muchas pesquisas, María José consiguió dar con el paradero de Opaca, por lo que el jueves 22 de junio acudió a la Guardia Civil para denunciar su desaparición, indicando a los agentes que todo parecía indicar que estaba a cargo de Cristina Suárez.
Según relata, tras un primer contacto con la concejala de Bienestar Social de Chiva, esta accedió a devolvérsela. Pero lo que parecía el fin de la historia no fue más que el comienzo de una pesadilla. La voluntaria que supuestamente tenía en acogida a Opaca no respondía a las llamadas y, tras insistir, citó María José a las 21:30 horas en una urbanización para devolverle a su perra. Pasados cinco minutos llamó de nuevo para avisar de que Opaca se había escapado y que por lo tanto no podría devolverla.
Las redes sociales, claves para encontrar a la podenca
Una vez más, la propietaria estuvo buscando a su perra por la urbanización hasta bien entrada la madrugada, pero desistió al sospechar que se trataba de una mentira de Cristina Suárez. Desesperada, lanzó la noticia a las redes sociales, consiguiendo un resultado más efectivo: el caso se hizo viral y cientos de personas compartieron la publicación de Facebook, donde se anunciaba la desaparición.
Sin rendirse, la propietaria acudió de nuevo a la Guardia Civil, donde se enteró –hasta entonces no lo sabía– de que Cristina Suárez, la presidenta de la protectora ‘Huellas callejeras de Chiva’, es además concejala de Podemos, cargo que le permite tener importantes contactos dentro de la Policía Local, según comenta a Jaraysedal.es. Al enterarse, la denunció por apropiación indebida ante la Guardia Civil, la cual se hizo cargo del caso.
Un testigo aporta unos audios que incriminan, supuestamente, a la concejala de Podemos
La dueña de Opaca recibió la llamada de una persona que había visto su anuncio en Facebook y que aseguraba haber tenido el animal en acogida durante los primeros días. Esta testigo le comentó que, al advertir a la concejala de Podemos de que la podenca tenía tatuaje –y por tanto dueño–, ésta, supuestamente, la llevó a otro nuevo hogar de acogida, donde le perdió la pista.
Como la actitud de la presidenta de la protectora le resultó sospechosa, la testigo habría decidido facilitarle una serie de audios de las conversaciones que mantuvo con ella por WhatsApp –a los que Jaraysedal.es ha tenido acceso– a María José. En ellos, se puede escuchar cómo, supuestamente, Cristina Suárez propone trasladar a la perra a Ciudad Real, ponerle un microchip a nombre de la protectora y enviarla al extranjero, una práctica que cada vez más cazadores denuncian sufrir por parte de protectoras: «Ya he hablado con la Policía Local. Nada, van a hacer constar que la cogimos ayer en el Consum, y tengo testigos de que así fue. No vamos a difundirla ni a hacer ruido, vamos a quedarnos callados. Si en 20 días no aparece el dueño, le meto un chip de Huellas Callejeras y a tomar por culo. O se lo pongo a mi nombre, es que me da igual. ¿Vale? O sea que sin hacer ruido, a ver si no se entera nadie. Como si la perra se hubiera ido de Valencia. La tenemos, y la Guardia Civil o la Policía Local sabe que la tenemos legalmente, que la perra no lleva chip y que no hemos cometido ningún delito ¿Vale? Hay constancia tanto en la Guardia Civil como en la Policía Local para no enmarronar a nadie, sobretodo a Espe, que la va a tener en su casa unos días. ¿Vale? Si vemos que en unos días no la reclama nadie la mandamos a Fontanares. Si, una vez en Fontanares, en 20 días no aparece el dueño… le metemos un chip y ¡andando!».
En otro de los audios se puede escuchar a la concejala de Podemos, supuestamente, tratando de encontrar la forma de hacer desaparecer la perra, a sabiendas de que pertenece a una mujer cazadora: «Estoy llorando porque me voy a meter en líos con cazadores. La quiero sacar de Valencia ya, la protectora esta la saca hasta con el tatuaje, luego la envían a Alemania. Lo único que necesito es alguien que tenga coche y se le paga la gasolina y algo más. Estoy llorando de la angustia porque no la quiero devolver».
El domingo 25, a las 23:00 horas, la Policía Local llamó a la dueña para informarle de que, supuestamente, Cristina, movida por el miedo a que esos mensajes de WhatsApp salieran a la luz, había entregado a Opaca y que ahora se encontraba en la perrera concertada por el Ayuntamiento. En ese momento, los agentes solicitaron tanta documentación a su dueña que le fue imposible entregarla, por lo que, al no poseer microchip, no pudieron realizar la entrega.
La perra muere nada más llegar a casa
María José tuvo que esperar hasta el pasado martes 27 de junio para que terminase la pesadilla, tras entregar todos los papeles exigidos por la perrera y abonar los 100 euros correspondientes al microchip y a los gastos de manutención. Cuando Opaca llegó a casa lo hizo con un bajo estado de ánimo, muy delgada y con síntomas de estar enferma, tal y como se muestra en la foto.
Al día siguiente, la podenca portuguesa amaneció muerta, por lo que la dueña llevó sus restos al Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Cardenal Herrera, para que le practicasen una necropsia, ante la sospecha de que hubiese sido envenenada. Los resultados aún no han sido publicados.
Las conversaciones de WhatsApp incriminarían a la concejala de Podemos
Al enterarse de la noticia de la muerte de la perra, Cristina Suárez envió nuevos mensajes de audio a la primera voluntaria que la tuvo en acogida. En ellos, la concejala de Podemos, visiblemente nerviosa, le animaba, presuntamente, a que acudiera a un veterinario de confianza para que expidiera un documento que asegurara que la perra había sido examinada antes de ser entregada a la perrera y que estaba en perfectas condiciones: «Cuando vengas a Chivas le dices a Luis (veterinario): Luis, por favor, ¿me puedes hacer un papelito –no le digas que se ha muerto ¿eh?, porque si no no te lo hará– diciendo que el animal cuando lo trajimos a leer el chip no tenía signos de maltrato ni signos de estar enferma? ¿Como que estaba en buen estado? ¿Porfa? ¿Para qué? Para nuestro archivo…».
En otros audios, que también están en poder de la Guardia Civil, se puede escuchar cómo presuntamente la concejala de Podemos da instrucciones para mantener una versión única y falsa, consciente de que podría haber incurrido en diversos delitos. Al parecer, el único objetivo es no devolver la perra a su dueña por el hecho de ser cazadora. Estas mismas grabaciones demostrarían que, antes de llevarlo a un veterinario, la presidenta de la protectora habría hecho sus propias pesquisas para ver si tenía microchip: «Es que si la llevamos al veterinario ya damos la pista. Lo único sería coger el número de tatuaje y mirarlo en un veterinario sin llevarla».
Tal y como asegura la primera voluntaria que la tuvo en acogida, una chica enviada por la concejala de Podemos habría acudido a su casa con un lector de microchips para ver si Opaca contaba con él. Al no tenerlo, la presunta apropiación indebida de la podenca sería mucho más sencilla. No obstante, en los audios a los que jaraysedal.es ha tenido acceso, Cristina Suárez, supuestamente, intenta convencer a la primera de que si declara ante la Guardia Civil, no hable de este hecho: «De la otra chica no menciones nada. No la vamos a meter a ella porque no tiene ningún sentido y entonces sí pueden desconfiar de nosotros por haber pasado el chip antes que en un veterinario. Simplemente decir que te dije que la llevaras y la llevaste. Te dijo que estaba bien, que no llevaba chip, y que te la llevaste a tu casa, que no la podías tener más y que el jueves a la una quedamos en el ayuntamiento y se la entregaste a Espe. Punto. Punto y punto».
Cristina Suárez, no obstante, siguió enviándole mensajes para, supuestamente, darle directrices: «Por supuesto un consejo que te doy, no hables con ellos (refiriéndose a los dueños). Tú haz lo que quieras, pero yo es un consejo que te doy. No son buena gente. Son cazadores, criadores, vendedores. ¿Eh?».