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Cómo repoblar conejos de monte: cinco normas básicas para tener éxito

Conejos. © JDG

Todo lo que sube baja. ¡Qué verdad! Para bien o para mal esta extraña pero certera ley natural se cumple a la perfección. Claro ejemplo de ello lo tenemos con nuestro conejo. Cuán sería la abundancia del dichoso lagomorfo para que, en tiempo del Imperio Romano, Cicerón, Julio César o Plinio el Viejo llamasen a la tierra que pisamos Hispania, o lo que es lo mismo: ‘tierra abundante de conejos’. ¡Qué magnífica verdad!

Durante la última glaciación la Península Ibérica albergó los dos últimos refugios del conejo en Europa, dando lugar a dos subespecies de Oryctolagus cuniculus. En la zona de Galicia, Portugal y suroeste peninsular se desarrolló la subespecie más pequeña: O. cuniculus algirus. En el resto de la Península proliferó la de mayor tamaño y de la que, tal y como los romanos iniciaron, provienen todas las razas de conejo doméstico: O. cuniculus cuniculus.

La mixomatosis y la neumonía hemorrágica vírica los diezmaron

Hoy día, sin embargo, notamos muchísimo su carencia en los montes y sierras de toda España. Menos acusaban su decadencia nuestros padres o abuelos, que tuvieron la suerte y la gracia de cazar a manos llenas sin saber de enfermedades víricas ni nada que se le pareciera. Procedente de América del Sur, la mixomatosis diezmó su población en la década de 1950.

Cuando ya empezaba a recuperarse, la neumonía hemorrágica vírica llegó desde China en los 80 y supuso la puntilla para la especie. Además, la degradación o pérdida de hábitats por cambios en los usos del suelo condujeron al conejo de monte a una situación demasiado comprometida. Como bien sabemos los que trabajamos de una u otra forma el campo, la cosa es bastante seria. Al ser una especie base y fundamental en la cadena trófica, su  merma arrastra consigo la desaparición del lince ibérico o del buitre negro así como una importante caída de la perdiz, puesto que ésta se convierte en la base de alimentación de depredadores allá donde escasea nuestro lagomorfo.

Cazador capturando conejos para repoblar. ©JDG

Proyectos para recuperar el conejo de monte

Esta situación crítica del conejo de monte, la por suerte cada vez más alejadad amenaza de desaparición del lince ibérico y del buitre negro en Sierra Morena y la disparada densidad del conejo en lugares como la campiña cordobesa dieron la voz de alarma y encendieron los motores que pusieron en marcha un contundente plan de recuperación del conejo de monte en gran parte de la Sierra Morena de Córdoba hace ya casi una década.

Se trató de un proyecto de gran envergadura cofinanciado por la Unión Europea y que tenía como objetivo trasladar las poblaciones de conejo de la campiña hacia la sierra, separadas por la barrera natural que supone el río Guadalquivir.

Gracias a la buena sinergia de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba se pudo sacar el máximo provecho de este proyecto y trasladar, mediante la Federación Andaluza de Caza, los métodos, consejos y conclusiones para la recuperación del conejo de monte a gestores de cotos y sociedades de cazadores. Centradas las actuaciones en las sierras de Cardeña y Montoro, Navallana y Villafranca de Córdoba, la presencia inicial del conejo era casi nula, con poblaciones pequeñas y muy dispersas que hacían imposible que aumentaran por sí solas.

Los corrales deben ser impermeables: los conejos no deben salir ni los depredadores entrar. © JDG

Así se debe preparar el terreno antes de soltar

La primera medida que se ejecutó fue el acondicionamiento y recuperación del hábitat óptimo para el conejo, que se traduce en labores de desbroce y clareos en aquellas zonas donde fuera necesario para conseguir una estructura en mosaico, con espacios medianamente abiertos que garantizasen refugio y comida. En estas zonas se dispusieron numerosas cercas ‘impermeables’ a depredadores, de dos a seis hectáreas y con diez majanos artificiales por hectárea, con comederos y bebederos.

Los conejos, capturados mediante huroneo en la campiña, se liberaron en estas cercas a finales de otoño, época en que la mayoría de los individuos son adultos.

Hora de soltar los conejos

La idea fue crear un núcleo de dispersión a través de poblaciones afianzadas en estos cercados. Pasado un tiempo de la suelta, y una vez estabilizada la población en el cercado, se facilitó la salida de los conejos mediante pequeños portillos con el objetivo de que ocupasen los majanos dispuestos alrededor de las cercas y que favorecerían su expansión.

Este sistema tiene una gran ventaja, ya que permite realizar un seguimiento intensivo de todos los cercados y comparar su evolución de manera simultánea. Gracias a esto se ha descubierto un factor decisivo a la hora de repoblar conejos en cercados: el aspecto social y el tamaño de la cerca. Se ha comprobado que la alteración en la estructura de vida normal de los conejos provocan situaciones de estrés que traen consigo la muerte.

Esto puede ser provocado por un número deficitario de majanos, una superpoblación de conejos en la cerca –se recomienda de 60 a 80 por corral– o un tamaño reducido del cercado. Las cercas pequeñas, de menos de una hectárea, además de resultar una fácil despensa a los depredadores aéreos que acentúan dicha situación de estrés, son incompatibles con la condición de territorialidad de los lagomorfos.

Siempre debemos soltar conejos de la zona para repoblar. ©JDG

5 normas básicas para repoblar conejos

  1. Repuebla siempre con conejos de campo procedentes de poblaciones cercanas a tu coto para evitar exponerlos a variedades de mixomatosis o NHV contra las que no tienen defensas.
  2. Realiza las sueltas a finales de otoño para garantizar que los ejemplares sean adultos.
  3. Favorece una estructura de la vegetación en mosaico, combinando pastizal de siembra o natural con arbolado y matorral: conseguirás aumentar la capacidad de acogida para los conejos.
  4. Fabrica cercados de entre dos y seis hectáreas, anclados al terreno con cemento, con unos diez majanos pequeños por hectárea y suelta entre 60 y 80 conejos por cerca.
  5. Instala pequeños majanos artificiales alrededor del cercado para favorecer la expansión de los conejos por el coto.

Y recuerda, si tienes pensado intentar recuperar la población de conejos en tu coto, no cometas los errores recurrentes que ya te explicamos en este artículo.

       
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