El Ayuntamiento de Madrid comenzó el pasado martes las obras para vaciar el lago de la Casa de Campo, que cuenta con más de ocho hectáreas de extensión y 158.000 metros cúbicos de agua y que permanecerá en dique seco ocho meses para reconstruir su perímetro ante los desprendimientos del muro actual.
15/12/2017 | EFE
Pero los planes del Consistorio madrileño van más allá y las obras, cuyo inicio se ha retrasado, se aprovecharán para renovar el entorno paisajístico y hacerlo accesible para renovar un lago que data del siglo XVI cuando el rey Felipe II lo creó para pescar y cuyo aspecto actual se remonta a la II República.
Así, cuando terminen los trabajos, el paisaje sumará bancos corridos, hamacas para recostarse, un nuevo mirador para observar el Palacio Real o La Almudena y tres zonas con usos diferenciados: la playa, con pradera para tumbarse al sol, la plaza, con terrazas y la ‘calle’, concebida para pasear.
La inversión municipal, de 2,6 millones de euros, permitirá vaciar el vaso de esta lámina artificial, operación que no se ha hecho desde hace 22 años el lago se desbordase por los caudales del arroyo Meaques y se construyese un desagüe, como explicó a Efe Elena de la Paz, jefa del departamento de Depuración del área de Medio Ambiente.
Permanece la incertidumbre de qué aparecerá en el fondo del lago dos décadas después, aunque lo que el Consistorio sí ha previsto es que hacer los más de 158.000 metros cúbicos de agua y las 6,5 toneladas de peces que un estudio previo estimó que viven en él.
El agua no se desechará sino que se»estratificará» según su calidad: la lámina más superficial -más limpia- pasará al caudal del río Manzanares mientras que la del fondo del lago pasará a la red de saneamiento, para, una vez depurada, ser también vertida en el río.
Menos suerte correrán los peces, la mayoría carpas (común y royal), carpines, percasoles y gambusias, especies catalogadas de «exóticas o invasoras» y que, de acuerdo a la normativa vigente, deberán ser sacrificadas, un destino que no correrán las especies autóctonas, que de hallarse se ‘mudarían’ al Manzanares.
Cuando la obra concluya, el lago se llenará con agua no potable y se repoblará progresivamente con especies autóctonas como la tenca.
El Ayuntamiento hará «un repaso completo a toda la infraestructura» con muros sobre los anteriores, que se han desprendido a causa de las raíces y construidos con ladrillos en el caso de los más antiguos.
Se limpiara además el lodo del fondo, siendo la placa de 1982, se revisará el estado del vaso y se cambiarán las barandillas que se están oxidando.
El Consistorio eliminará estructuras como el viejo embarcadero, la barca de paseo, sin uso, o la caseta de los patos, de la que no serán desalojados estas aves silvestres, que no han anidado en el lago y proceden del cercano Manzanares.
Además, se creará un nuevo embarcadero con pantalanes, para anclar kayak y piraguas, como pidieron los clubes deportivos. Sin embargo, o se cumplirán las peticiones de los kioscos de hostelería que pidieron que las obras no coincidiesen con su temporada alta, primavera, mientras que los trabajos se extenderán hasta el verano.
Según indica el Ayuntamiento, todos los cambios que vivirá este entorno tienen el visto bueno de la Comisión de Patrimonio Histórico, ya que tanto el parque como el lago el lago están protegidos con un Bien de Interés Cultural (BIC).