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Cinco cosas sobre la cría de la perdiz roja que (posiblemente) desconocías

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Nos encontramos en plena periodo de reproducción de una de nuestras emblemáticas especies cinegéticas, la perdiz roja. Desde el punto de vista reproductivo esta gallinácea cuenta con dos periodos bien diferenciados: el período de celo y reproducción y el período de bandos. Desde el inicio del invierno, comienzan a disgregarse estos últimos y a observarse las primeras parejas. Una vez fijada el área de anidamiento, construyen un nido. El desarrollo del periodo de incubación de la nidada es por muchos cazadores conocido, si bien hay algunas cuestiones curiosas que muchos desconocen. Compartimos cinco de ellas a continuación.

La puesta suele hacerse a un ritmo de un huevo por día

Hasta completar una nidada, que suele componerse de entre 12 y 20 huevos, la hembra va poniendo uno a uno cada uno de ellos a un ritmo de una unidad por día. Es entonces, cuando ya ha completado la puesta, cuando comienza realmente la incubación: se reanuda el desarrollo embrionario, latente hasta ese momento. La hembra aguantará echada casi todas las horas el día.

Las perdices cluecas asimilan mejor los nutrientes

La cloquez conlleva un estado asociado de anorexia pero con una mayor capacidad asimilativa de los nutrientes. Se reconoce por resistirse el ave a salir del nido, por el erizado de las plumas y por el aumento de la agresividad ante algo o alguien extraño. Además experimentan pérdida del apetito, lo que les provoca el estado de anorexia citado.

Los excrementos de la perdiz clueca son más grandes y compactos

Si encontramos excrementos con la mucosa húmeda que los recubre junto a un nido de perdiz significa que los huevos no han sido abandonados. La hembra se encuentra cerca. Estos excrementos suelen ser más grandes y compactos de lo normal debido a la capacidad asimilativa de nutrientes citada en el apartado anterior.

La perdiz puede hacer una segunda puesta

Aproximadamente el 50 % de las hembras en años de climatología favorable pone huevos en dos nidos. También si fracasa el primero, bien por predación o por otra causa, la perdiz puede hacer una segunda puesta. Bien es cierto que la segunda nidada será poco numerosa y es raro que supere los 10 huevos.

El macho puede incubar el nido

Se ha demostrado que el macho puede incubar una segunda nidada. Además contribuye más a la productividad total de una pareja porque el número de huevos incubados por él es mayor y sufre menos pérdidas por depredación.

Tras 23-24 días de incubación nacerán los perdigones, que son nidífugos. Una vez llegado el período de caza, el número medio de perdigones por pareja se sitúa en torno a 5-7 individuos.

       
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