En una llanura de la provincia china de Hebei, un vehículo compacto de color gris avanza despacio pero con seguridad. No hay humo, ni rugido de motor diésel, ni conductor bajo el sol. Se trata del Honghu T70, el primer tractor autónomo y eléctrico diseñado y fabricado en China, concebido para trabajar la tierra sin intervención humana desde el arranque hasta el final de la jornada. Su presencia en el campo es silenciosa y precisa, marcando un contraste radical con la estampa tradicional de la maquinaria agrícola.
Lo primero que llama la atención del Honghu T70 es lo que no tiene: sin cabina, sin volante y sin asiento. Todo el espacio se ha optimizado para integrar tecnología y almacenamiento de energía. La ausencia de elementos de conducción no es un capricho estético, sino una declaración de intenciones: el tractor está concebido para funcionar de forma completamente autónoma, sin que nadie suba a bordo: no hay tractorista.
Su chasis de acero de alta resistencia está construido con materiales tratados contra la corrosión y el desgaste, capaces de soportar jornadas enteras en condiciones extremas de polvo, humedad o calor. El sistema de tracción cuenta con dos motores eléctricos independientes: uno dedicado exclusivamente al desplazamiento y otro encargado de mover los aperos agrícolas, como sembradoras, arados o cosechadoras. Esta doble motorización le permite adaptar la potencia a cada tarea y mantener un rendimiento constante incluso en terrenos difíciles, laderas pronunciadas o suelos compactados.
El diseño modular de su estructura facilita el acople y desacople de herramientas, permitiendo que un mismo tractor pueda realizar, en un solo día, labores de preparación de suelo, siembra y control de malas hierbas sin interrupciones prolongadas.
Tecnología integrada
El Honghu T70 se guía gracias a una combinación de inteligencia artificial, conectividad 5G y posicionamiento por satélite Beidou, el equivalente chino al GPS. Este sistema le permite trazar rutas con un margen de error de apenas 2,5 centímetros, asegurando pasadas rectas, uniformes y sin solapamientos, lo que reduce el desperdicio de combustible o electricidad y aprovecha al máximo cada metro de terreno cultivable.
Pero la IA no solo se encarga de la dirección. Analiza en tiempo real datos como la humedad del suelo, la densidad de siembra, el tipo de cultivo o la previsión meteorológica. Con esa información ajusta automáticamente la velocidad de avance, la potencia de los motores y la profundidad de trabajo de los aperos. El resultado es un uso más eficiente de los recursos, menos compactación del suelo y una optimización constante de la productividad.
Su software está preparado para aprender de cada campaña: cada vez que completa una tarea, registra y procesa los resultados para ajustar su comportamiento en futuras operaciones. Esto significa que, con el tiempo, el mismo tractor puede mejorar sus decisiones y adaptarse mejor a las condiciones particulares de cada finca.
Autonomía y sostenibilidad
El sistema de baterías de alta capacidad le permite trabajar hasta seis horas continuas por carga. Gracias a la tecnología de carga rápida, puede recuperar el 80 % de su autonomía en menos de dos horas, lo que reduce drásticamente los tiempos de inactividad.
El hecho de ser totalmente eléctrico implica cero emisiones directas, lo que lo convierte en una alternativa mucho más limpia que los tractores diésel tradicionales. En un contexto en el que la agricultura está bajo presión para reducir su huella de carbono, el Honghu T70 representa un paso significativo hacia la mecanización sostenible.
En materia de seguridad, incorpora sensores perimetrales y cámaras de alta resolución capaces de detectar obstáculos, animales o personas a su alrededor. Ante cualquier peligro, el sistema detiene la máquina o ajusta su trayectoria para evitar accidentes. La conectividad 5G permite que un solo operador supervise varios tractores desde una sala de control centralizada, recibiendo alertas instantáneas en caso de anomalías.
Una máquina para un problema creciente
China afronta un descenso sostenido de su mano de obra rural —un 25 % menos en los últimos 20 años— debido al envejecimiento de la población agrícola y al éxodo hacia las ciudades. En este escenario, la automatización no es una opción futurista, sino una necesidad urgente para garantizar la seguridad alimentaria del país.
El Honghu T70 se inserta en una tendencia global que, según el informe AI in Agriculture Market de Mordor Intelligence, hará crecer el mercado de inteligencia artificial aplicada a la agricultura de 2.080 millones de dólares en 2024 a 5.760 millones en 2029, con un crecimiento anual del 22,55 %. Los tractores sin conductor, junto con drones, sensores inteligentes y sistemas de reconocimiento de ganado, son tecnologías clave para lograrlo. Se estima que una flota de tractores autónomos de menor tamaño podría aumentar los ingresos de las explotaciones en más de un 10 % y reducir significativamente los costes laborales.
El futuro ya está en los surcos
En Hebei, el Honghu T70 sigue su recorrido silencioso, dibujando surcos rectos como si fueran líneas trazadas con regla. Para muchos agricultores, verlo trabajar sin manos al volante es como asomarse a un futuro en el que la fuerza del campo ya no se mide en sudor humano, sino en algoritmos, sensores y energía limpia.
Este tractor no es solo una máquina: es un símbolo de una transformación profunda en la agricultura. Un adelanto de cómo, en pocos años, los campos de cultivo de medio mundo podrían estar llenos de vehículos autónomos, conectados y eléctricos, capaces de producir más alimentos, con menos recursos y menor impacto ambiental. Si nuestros abuelos levantaran la cabeza…
