Icono del sitio Revista Jara y Sedal

Cazan un viejo corzo sin luchaderas en Teruel

La caza del corzo tiene algo de extrema importancia que no muchas cacerías tienen. Y es que la territorialidad del corzo es muchas veces de gran ayuda para que los cazadores podamos conocer por dónde empezar a buscarlos, controlar su evolución y establecer así un control óptimo sobre las poblaciones de nuestros cotos. Un ejemplo de esta bien aprovechada faceta es el relato que te ofrecemos a continuación.

Un corzo muy controlado

El cazador Esteban Herrero es un corcero experimentado y llevaba tiempo siguiendo la pista a un macho muy bonito en un coto de la provincia de Teruel: «Lo teníamos controlado desde hace tiempo tanto mi padre como yo pero siempre guardaba las distancias. En cada ocasión la distancia que nos separaba era grande y a la hora de iniciar el rececho el animal nos localizaba antes de tiempo». Además, El cazador también señala que el corzo era muy esquivo: «siempre estaba muy escondido, sin apenas salir del monte».

El cazador con el corzo recién abatido. © E.H.

A mediados de mayo la tarde estaba revuelta. La niebla y una fina lluvia teñían todo de gris. Entonces, el padre de Esteban decidió que eso no era impedimento para salir de caza y decidió salir a recechar unos prados muy querenciosos, cerca de unos pinos. «Durante la tarde localizó al grupo de hembras que siempre lo escoltaba pero no había rastro del macho». De pronto, un jabalí entró en escena casi ya sin luz. «Apareció el jabalí y movió al grupo de hembras lo que provocó que el macho que esperábamos saliera como si tratara de defenderlas» asegura Esteban. Su padre aprovechó la ocasión para meterlo en el visor y apretar el gatillo sin dudar un sólo segundo.

Un trofeo especial

Con el corzo en el suelo era el momento para saber si las estimaciones realizadas las semanas previas eran las correctas: «No era un corzo enorme pero sí muy curioso y especial», manifiesta el cazador. El trofeo, como vemos en las imágenes es el de un corzo entrado en años, tal y como revelaba su actitud. Está lleno de bonitas perlas, las rosetas son gruesas, han comenzado a caer y además carece de luchaderas casi por completo. Sin duda un trofeo peculiar de los muchos que nos regala la naturaleza siempre que el corzo es el protagonista.

Detalle de la cuerna del corzo. © E.H.

Cazan en Ávila un corzo de sierra con siete puntas después de seguirlo durante tres años


La mejor historia de caza de corzo puede llevarse unos prismáticos Burris Droptine y un arnés Beretta

El lance que acabamos de narrar es uno de los participantes en el concurso que desde Jara y Sedal hemos lanzado en colaboración con Beretta Benelli Ibérica (BBI). La mejor historia puede llevarse unos magníficos prismáticos Burris Droptine 10×42, así como un arnés de Beretta.

Quienes quieran optar a este premio pueden hacerlo fácilmente enviando un email a info@revistajaraysedal.es, o bien un mensaje privado a cualquiera de nuestras redes sociales contándonos tu mejor historia de corzos, además de adjuntar las fotos de ese día, tu número de teléfono y seguir en Instagram el perfil de Jara y Sedal (@jaraysedal.es) y el de BBI (@beretta_benelli_iberica).

       
Salir de la versión móvil