Este fin de semana, la Sociedad de Cazadores de Rosal de la Frontera, en la provincia de Huelva, protagonizó un sentido homenaje a su socio José Antonio Bellido Dionisio, de 51 años, fallecido en los últimos días. José Antonio fue un firme defensor del mundo cinegético hasta tal punto que quiso acompañar a los cazadores de la sociedad de su pueblo en la multitudinaria manifestación que tuvo lugar en Madrid el pasado 20 de marzo, pero una prueba médica al día siguiente debido a su delicado estado de salud se lo impidió. Por desgracia, días más tarde falleció.
Este 3 de abril, con motivo de las jornadas de la Federación Andaluza de Caza para analizar el pasado, presente y futuro de la modalidad de la perdiz con reclamo, su coto y todos los presentes le rindieron homenaje. En señal de recuerdo, Manuel Estévez, secretario de la Sociedad de Cazadores de Rosal de la Frontera, colocó en un lugar destacado el chaleco naranja que este socio debía haber portado durante la manifestación y le dedicó unas emotivas palabras que culminaron con un minuto de silencio y un fuerte aplauso.
La jornada, que se celebró en el Teatro Rosal de Cristina, constó de un ciclo de conferencias de diversa índole que llevaron al municipio onubense algunos de los divulgadores andaluces de referencia de la perdiz con reclamo. En el epílogo de esta cita tuvo lugar el emotivo homenaje al cazador.
El emotivo discurso, los aplausos y minuto de silencio en memoria de José Antonio Bellido
«Hemos ido a Madrid a reivindicarnos como cazadores, pero hubo un socio que iba a venir, que decía que se vestía por los pies. Y dijo que iba porque era cazador de toda la vida. Y aunque este hombre dio la palabra, finalmente no pudo», señalaba Estévez visiblemente emocionado durante su intervención con el chaleco naranja del cazador fallecido. Tras ello, pidió un aplauso por él y un respetuoso minuto de silencio en su memoria.
Asimismo, Antonio Gallardo, miembro de la Federación Andaluza de Caza, explica a la redacción de Jara y Sedal que sus familiares han depositado sus cenizas en los alrededores del lugar en el que él solía practicar la caza con reclamo, al lado de una casa de campo que tenía de la que ya cuelga también el chaleco con el que no pudo acudir al 20M.
