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Una cazadora abate un espectacular ciervo selectivo en Ávila durante la berrea

El espectacular ciervo abatido por Montse del Dedo. © M. D.

La joven cazadora abulense Montse del Dedo ha logrado abatir, durante un emocionante rececho en berrea, un espectacular ciervo de 13 puntas. Al principio de la berrea la cazadora se acercó a la Reserva del Valle de Iruelas, en la provincia de Ávila, a localizar un venado selectivo con un trofeo de grandes dimensiones, «pero sobre todo que fuese bonito», explica a esta redacción. Y finalmente se hizo con él; tras ello, ha narrado la historia a este medio.

«Estuvimos un par de días y localizamos este venado, que encajaba perfectamente con lo que buscaba por lo cual era el elegido», señala. Metidos en berrea ya de lleno, «intentamos localizarle de nuevo haciendo así varias entradas a ciervos berreando consiguiendo quedarnos a 20 metros de los animales, pero que no eran el que buscábamos», sigue detallando. Después, durante todo un sábado, hicieron unos recechos «muy duros pero muy apasionantes» con la magia que desprende Iruelas y los ciervos en su esplendor. Finalizaron la jornada sin llegar a verlo ese día, pero el domingo volvieron a intentarlo.

El terreno de la zona, pese a estar aún húmedo por lluvias anteriores, es áspero y no es fácil recechar en él: «El domingo estuvimos intentándolo una vez más y a última hora volvimos al sitio donde lo habíamos localizado anteriormente. Haciendo una buena entrada, nos consíguenos meter encima de él, a unos 40 metros. Cuando vi que era el elegido, no me lo podía creer. Algo dentro de mí pensaba que no le volvería a ver», confiesa la cazadora.

El emocionante momento del disparo

«Alrededor tenía unas seis ciervas que aún no nos habían visto, pero temíamos que dieran el aviso, por eso, casi sin tiempo de reacción, apreté el gatillo del Tikka en calibre .270 Win a pulso», relata sobre el emocionante momento del disparo, en el que utilizó munición RWS.

El venado cayó seco en el momento. «Te puedes imaginar mi satisfacción y mi cara de haber podido hacer las cosas tan bien», confiesa la cazadora. «Pese ser un manojo de nervios, cuando lo tuve delante y con las ciervas tan cerca conseguí acertar el disparo», recuerda.

Tras cazarlo, aprovechó toda su carne que en los próximos días será consumida en su casa, donde «nos encanta», concluye esta joven apasionada de la caza.  

El ciervo, en otra imagen con la cazadora. © M. D.
       
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