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Un cazador norteamericano abate un ciervo con dos cabezas

Un cazador de Kentucky (Estados Unidos) abate un ciervo con dos cabezas: la suya y la de otro, en avanzado estado de descomposición, enredada en su cuerna.
16/11/2018 | Redacción JyS

Bob Long con el ciervo con dos cabezas que cazó.

Bob Long, un cazador del estado norteamericano de Kentucky, se encontraba ayer de caza en el condado de Ballard cuando divisó un ciervo con lo que parecía una enorme cuerna.  Extrañado por la forma rápidamente cogió su rifle y le disparó, consiguiendo abatirlo. Al acercarse a verlo comprobó, sorprendido, que acababa de cazar un ciervo con dos cabezas, pero no se trataba de un ejemplar siamés: una de ellas pertenecía a otro ejemplar ya muerto y se encontraba en un avanzado estado de descomposición. De hecho, además de los cuernos los restos del cadáver conservaban piel seca, los huesos de la cabeza y las patas delanteras, que aún permanecían unidos a la cabeza.
El extraño suceso se hizo público gracias a una publicación del Departamento de Recursos de Vida Silvestre y Vida Silvestre de Kentucky, el cual mostró las imágenes de las dos cabezas de ciervo de cola blanca a través de su página de Facebook, al tiempo que aseguraba que no estaba claro cómo podía haber llegado hasta allí la cabeza del cola blanca muerto.

Varias hipótesis sobre el ciervo con dos cabezas

No resulta muy sencillo adivinar cómo el ciervo que cazó Bob Long pudo haberse enganchado con el otro ejemplar. El Departamento de Recursos de Vida Silvestre y Vida Silvestre de Kentucky ha asegurado que lo más probable es que el ciervo «vivo» descubriese las astas del otro macho ya muerto y que, instintivamente y empujado por la testosterona del celo, se enfrentara a ellas, enredándose en algún momento.
No es la primera vez que se encuentran dos ciervos enredados por sus cuernas como consecuencia de sus luchas en las épocas de apareamiento. De hecho, es relativamente frecuente encontrar a un ejemplar muerto mientras el otro permanece aún vivo y enganchado por la cornamenta. Pero parece muy poco probable que el motivo de este extraño hallazgo haya sido consecuencia de la lucha entre ambos. 

       
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