Este cazador había planeado un día perfecto de caza en espera junto a su hija, pero no había contado con un factor decisivo que arruinaría la cacería: la bolsa de patatas fritas que la niña llevaba como merienda.
El silencio es uno de los factores que más importan durante la caza en aguardo. En esta modalidad cinegética, el aficionado permanece quieto a la espera de que el animal que busca aparezca en escena. Si bien algunos pueden hacer acto de presencia confiados, los animales más veteranos o avispados extreman las precauciones y al más mínimo ruido, darán el tornillazo.
Es precisamente lo que le pasó al autor del siguiente vídeo. El cazador decidió llevarse a su hija a una espera de jabalí. Todo parecía ser perfecto, buen clima, comedero tomado, la personita más importante de tu vida al lado… nada podía fallar. Hasta que llegó la hora de la merienda.
La niña abre una bolsa de patatas fritas en plena espera de jabalí
El cazador escrutaba el comedero de jabalí cuando de repente escuchó algo crujir tras él. Al girar la cabeza, advirtió que el ruido provenía de la niña, que había decidido merendar: nada más y nada menos que una bolsa de patatas fritas.
Las imágenes muestran la desternillante situación del cazador observando a la pequeña que merienda tranquila ajena a la desesperación del padre. Te mostramos el divertido momento a continuación.