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Un cazador de 88 años consigue un gran doblete de jabalíes durante una batida en Cantabria

El cazador veterano, con los jabalíes. © M. S. R.

El cazador Manuel San Román, de 88 años de edad, dio toda una lección al resto de compañeros de la cuadrilla después de que este domingo, 13 de noviembre, diese caza a dos jabalíes durante una batida celebrada en la Reserva del Saja, en Cantabria.

Tal y como ha relatado su hijo a la redacción de Jara y Sedal, también de nombre Manuel San Román, su padre abatió una jabalina de unos 60 kilos de peso y un macho de menor volumen, pero lo importante fue «la puntería y la afición con la que sigue», destaca, ya que su progenitor va a alcanzar las nueve décadas de vida. Los compañeros también abatieron otro macho de más de 100 kilos en la misma cacería celebrada en el paraje conocido como de Los Tojos.

San Román, hace cincuenta años aproximadamente, fue el primer jefe de cuadrilla, puesto que ahora ostenta su hijo Manuel: «Tiene 88 años y lleva 80 cazando», explica a este medio el hijo, que además detalla que su padre se suele colocar en los cierres. «Como lleva toda la vida cazando y el monte lo conoce bien, le entraron los jabalíes uno tras otro. Abatió al primero, y a los tres minutos llegó el otro y logró también hacerse con él», relata.

Algunos consejos de su padre: paciencia y respeto al monte

Otra imagen del cazador veterano con los jabalíes. © M. S. R.

«Lleva cazando toda la vida, ha abatido muchos jabalíes cuando no había tantos. Ahora, con 88, sigue en él la afición», dice su hijo. «Siempre me da el consejo de la paciencia, además de educación en el monte, no ese egoísmo de ir a abatir por abatir, sino considerar la caza como un pasatiempo y una manera de gestión», expone. «El sábado no salió mal la jornada, abatimos uno solamente y se nos escapó otro, pero no pasó absolutamente nada. Intentamos decir a los chavales que no pasa nada por no tener suerte, y el domingo ésta llegó», añade San Román.

Vivencias que Manuel San Román recuerda

El veterano cazador cuenta con innumerables vivencias a sus espaldas, pero su hijo recuerda una de sus reflexiones en especial: «En esta zona no había caminos, ni tampoco jabalíes en abundancia. Antes se andaba mucho sin pistas, sin caminos. Y si se abatía un jabalí a la una de la tarde, se estaba hasta por la noche sacándolo. Ahora ya hay pistas por todos los lados y eso es lo que él siempre suele recordar», detalla por último San Román hijo.

       
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