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Caza un jabalí en Sevilla con una peculiaridad en su jeta

El cazador posando con el jabalí de extraña jeta recién abatido. © J.L.C.

El protagonista del lance de caza que vamos a conocer a continuación es un cazador llamado Juan Lora Guerrero. Sin lugar a dudas, a muchos amantes de la cinegética le gustaría vivir algo como lo experimentado por él. El causante de esto ha sido un ejemplar de jabalí con un aspecto en concreto que llamaba la atención.

Todo ocurrió el pasado 28 de septiembre, en la Sierra Norte de Sevilla. Según ha contado Juan al equipo de Jara y Sedal, eran poco más de las 20:30 horas, «justo cuando el sol y la luna llena se dan el relevo, donde la fauna empieza a moverse».

Asimismo, ha destacado que estaba en medio de «un escenario idílico y todos esos condicionantes favorables que confieren en un aguardo». Al cabo de poco tiempo, el cazador escuchó bajar un tropel entre la hojarasca. «Unos bufidos me pusieron en alerta y noté que el viento me pegaba en la nuca», ha recordado. «Eran varios y, al llegar a mi línea, se pararon al unísono».

Le rodearon varios jabalíes

Tras mirar la zona a través de su monocular logró localizar un jabalí y, de repente, «la centinela arrancó a paso ligero junto con otros cinco marranos de menor porte», ha continuado narrando. Poco después se perdieron entre el monte. Solo era una «falsa alarma», como él mismo ha calificado.

«Acababa de empezar el aguardo y tenía que decidir si moverme o esperar a que volviese el viento a su estado inicial», ha destacado. Finalmente apostó por cambiar de sitio y después de menos de cinco minutos en el nuevo enclave volvió a escuchar a otros jabalíes detrás de él.

Mientras observaba a tres pequeños cochinos, «otro leve ruido» apareció por su izquierda. «No conseguí dar con ningún animal y pensé que se trataría de los mismos jabalíes que entraban desde mi derecha», ha afirmado.

Sin embargo, al fijar más su atención se percató de la presencia de un ejemplar que iba solo. En ese momento, Juan ha expresado que «el vuelco al corazón es indescriptible». Tras encender su monocular, «una carrera alocada y un arrollón de muerte da de bruces contra el suelo», cuenta.

Abatió al jabalí con una «peculiaridad»

«Cuando fui a buscarlo no daba ni una gota de sangre, pero estaba tranquilo. Me abrí en abanico intentando cortar la sangre, pero ni rastro. Salté al carril y, de nuevo, me llegó ese olor fuerte a la nariz», ha narrado con detalle. Mientras lo buscaba casi se chocó con él.

© J.L.C.

Se trataba de un jabalí de unos 70 kilogramos, no demasiado viejo, pero que ya tenía unos colmillos interesantes. Asimismo, el cazador ha destacado que era «precioso de cuerpo y estaba embarrado», además de contar con una «peculiaridad» en forma de «una tremenda cicatriz que tenía en el morro».


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