El crecimiento de las poblaciones de caza mayor en España se ha convertido en uno de los grandes retos de gestión de las últimas décadas. Corzos (Capreolus capreolus), jabalíes (Sus scrofa) y ciervos (Cervus elaphus) encabezan una tendencia de aumento y expansión hacia nuevas áreas que, según Fundación Artemisan, obliga a replantear estrategias para compatibilizar conservación, aprovechamiento cinegético y convivencia con otras actividades humanas. Ese es el eje del informe ‘Evolución histórica de las especies de caza mayor en España, distribución, capturas y siniestralidad’, presentado este martes por el presidente de la entidad, José Luis López-Schümmer, durante la celebración del LXXV Aniversario de la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza, en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El documento analiza la evolución de seis especies —jabalí (Sus scrofa), ciervo (Cervus elaphus), corzo (Capreolus capreolus), gamo (Dama dama), cabra montés (Capra pyrenaica) y rebeco (Rupicapra rupicapra)— y constata que, en la mayoría de los casos, sus poblaciones han aumentado considerablemente desde finales del siglo XX. Entre las causas del fenómeno, recoge cambios en los usos del suelo, la disminución de la depredación natural, la gestión cinegética y la elevada capacidad de adaptación de algunos ungulados. El informe advierte, además, de la problemática que este crecimiento puede suponer para la conservación y la compatibilidad con otras especies y con actividades humanas allí donde las poblaciones se han disparado.
Enfermedades, carretera y agricultura: el coste de la sobreabundancia
López-Schümmer puso el acento en el reto que supone la sobreabundancia para controlar la transmisión de enfermedades. Lo hizo en un contexto marcado por la detección por primera vez en décadas en España de la peste porcina africana, una enfermedad que afecta al jabalí (Sus scrofa) y al cerdo doméstico y que, según subrayó, ha encendido todas las alarmas por el impacto potencial no solo en el sector cinegético, sino especialmente en el sector porcino, estratégico dentro del agro español.
A esa dimensión sanitaria se suma el riesgo vial. El informe refleja un incremento de los accidentes de tráfico con animales silvestres entre 2016 y 2022, un periodo en el que los siniestros prácticamente se duplicaron, al pasar de 17.349 a 30.788. En ese conjunto, las especies silvestres fueron responsables del 78,35 % del total de accidentes registrados con animales.
El tercer bloque de impacto recae sobre el campo. El documento estima que los daños agrícolas alcanzaron en 2024 un impacto económico de 1.799.327 euros en una superficie total de 26.617 hectáreas, con el corzo (Capreolus capreolus), el jabalí (Sus scrofa) y el ciervo (Cervus elaphus) como principales especies implicadas. Se trata de daños que se concentran especialmente en áreas donde las poblaciones han aumentado y se solapan con zonas de cultivo, materializándose tanto en pérdidas directas de producción como en el deterioro de infraestructuras.
Gestión adaptativa y coordinación a escala de paisaje
Con este escenario, el informe concluye que la gestión de ungulados debe orientarse hacia modelos de gestión adaptativa, capaces de responder a dinámicas de población cambiantes, a escenarios de riesgo emergentes —sanitarios, ambientales o sociales— y al objetivo de compatibilizar conservación, aprovechamiento y convivencia.
Según el documento, resulta clave mejorar la calidad y coordinación de los sistemas de información, reforzar la planificación conjunta entre administraciones, sector cinegético, sector agrario y entidades de conservación, y desarrollar acciones a escala de paisaje para afrontar los retos actuales. La finalidad, añade, es mantener las poblaciones en buen estado de conservación mientras se reducen conflictos y se minimiza el impacto sobre actividades humanas y ecosistemas.
En esa línea, López-Schümmer destacó el papel de cazadores y gestores en la gestión correcta de estas especies, a los que presentó como aliados para el control de enfermedades y la reducción de accidentes de tráfico y daños agrícolas, al tiempo que contribuyen a mantener el equilibrio poblacional y a favorecer la conservación y la biodiversidad.
Jabalí: más capturas, expansión periurbana y peso en la siniestralidad
El informe señala al jabalí (Sus scrofa) como una de las especies con mayor impacto por su capacidad de adaptación y expansión. Las capturas se han incrementado entre 2005 y 2023 un 210 %, con un crecimiento fuerte también en zonas urbanas y periurbanas. El documento indica que, si se consideran datos anteriores a 2005, el incremento es mucho mayor.
En el ámbito vial, destaca el aumento de accidentes de tráfico con implicación del jabalí (Sus scrofa), que crecen un 61,08 % entre 2016 y 2022. En el plano sanitario, el informe recuerda su capacidad para transmitir enfermedades como la peste porcina africana, la enfermedad de Aujeszky, la tuberculosis, la salmonelosis o la brucelosis, entre otras. En agricultura, los daños anuales asociados al jabalí (Sus scrofa) se estiman en 539.829 euros, sobre una superficie afectada de 7.251 hectáreas.
Ciervo: suben las capturas y también los accidentes y daños agrícolas
El ciervo (Cervus elaphus) registra, de acuerdo con el informe, un aumento del 111 % en sus capturas desde 2005. Entre los principales retos vinculados a la especie, el documento subraya el incremento del 84,87 % en el número de accidentes provocados por el ciervo (Cervus elaphus) entre 2016 y 2022, así como los daños agrícolas estimados en 2024: 597.726,91 euros sobre 8.928,98 hectáreas.
En cuanto a sanidad, el informe señala que el ciervo (Cervus elaphus) puede transmitir enfermedades como la tuberculosis, la enfermedad hemorrágica epizooótica (EHE) o la lengua azul.
Corzo: el mayor salto en capturas y el mayor impacto en daños agrícolas
El corzo (Capreolus capreolus) es la especie que presenta el incremento más espectacular en capturas en el periodo analizado: en 2023 se registran cifras un 552 % superiores a las de 2005, según el documento. También crecen los accidentes de tráfico relacionados con la especie, con un aumento del 104,25 % entre 2016 y 2022.
El informe recoge que el corzo (Capreolus capreolus) puede transmitir enfermedades como la tuberculosis, la EHE o la sarna sarcóptica, además de sufrir la mosca Cephenemya stimulator. En lo referente a daños agrícolas, el documento atribuye al corzo (Capreolus capreolus) un impacto de 626.432 euros sobre 10.066 hectáreas en 2024, situándolo como la especie con mayor peso en este apartado.
Gamo: crecimiento fuerte, impacto vial reducido y daños puntuales
El gamo (Dama dama) ha experimentado un incremento del 481 % de capturas desde 2005. El informe apunta que su gran adaptabilidad puede generar problemas por competencia con otras especies y desplazamiento de las mismas, con alteraciones en el equilibrio ecológico.
En materia de seguridad vial, el crecimiento de accidentes relacionados con el gamo (Dama dama) entre 2016 y 2022 es del 134,78 %, aunque representa únicamente el 0,15 % del total de accidentes con fauna silvestre. Los daños agrícolas asociados a esta especie se estiman en 1.882 euros sobre 10 hectáreas, por lo que el informe lo sitúa a la cola en incidencia, limitada a zonas concretas.
Cabra montés: recuperación, expansión y desafíos sanitarios
La cabra montés (Capra pyrenaica) también figura entre las especies que más han aumentado, con un incremento del 411 % en capturas respecto a 2005, vinculado a la recuperación de sus poblaciones y a su expansión en las últimas décadas.
Entre sus principales desafíos, el informe apunta a la competencia con otros ungulados y a la transmisión de enfermedades como la sarna sarcóptica o la queratoconjuntivitis. En accidentes de tráfico, se registra un aumento del 100 % de siniestros relacionados con la cabra montés (Capra pyrenaica) entre 2016 y 2022, aunque la especie supone el 0,49 % del total de accidentes con fauna silvestre. En agricultura, los daños se cifran en 38.456 euros sobre 306 hectáreas.
Rebeco: crecimiento moderado y siniestralidad muy baja
El rebeco (Rupicapra rupicapra) muestra un incremento del 68 % en el número de capturas desde 2005. En contraste con otras especies, el informe indica que presenta bajos registros de siniestralidad vial debido a su distribución y densidad, sin superar el 0,01 % del total de accidentes registrados en fauna silvestre.
En el apartado sanitario, el documento señala que el rebeco (Rupicapra rupicapra) puede transmitir diversas enfermedades, entre ellas la queratoconjuntivitis o la sarna sarcóptica.
