El cazador Ramón Estalella Halffter abatió hace unos días en rececho un extraño macho montés con los cuernos acusadamente girados hacia atrás y hacia dentro. Aquel día, Ramón acompañaba a su hijo en una jornada «muy especial», según describe el progenitor, ya que era la primera vez su pupilo trataba de cazar un macho montés.
Estalella explica que, tras dos días recechando diferentes grupos de machos monteses, finalmente dieron con uno que cumplía en cuanto a edad y trofeo y decidieron hacerle una entrada: «En esa segunda jornada, vimos que había un grupo con bastantes animales, por lo que nos acercamos y nos pusimos a unos trescientos metros de distancia», explica Estalella.
Así rececharon al grupo de machos monteses
«Ya no nos podíamos acercar más y, mirando todo el grupo, vimos que había dos ejemplares muy significativos: uno era el macho que abatió mi hijo y, el otro, era este macho tenía una forma muy singular, pero no éramos capaces de apreciar el tamaño exacto que poseería, aunque dilucidábamos que sería muy viejo», detalla Estalella.
Por este motivo, tuvieron que tomar una decisión: en primer lugar, abatir el macho que iba a cazar Ramón hijo; en segundo, disparar al animal viejo y defectuoso que, sin duda, quedará grabado para siempre en la retina de Ramón padre. «Lo decidimos así ya que era el primer macho de mi hijo, y además, disponíamos de varios precintos, por lo que aprovechamos esta ocasión tan especial», señala Ramón.
La estrategia: disparar con cuatro segundos de diferencia. «Cuando se levantaron los machos, miré levemente cómo salía el disparo e, inmediatamente después y tan sólo con cuatro segundos de diferencia, apreté yo el gatillo. Cayeron ambos machos a cinco metros de distancia», relata el padre.
Así era el impactante trofeo del macho montés selectivo. «Era bastante grueso de bases, tenía casi ochenta centímetros de largo y estaba abrochado de la parte trasera de una forma muy rara», concluye sobre una jornada para enmarcar.
Caza un gran y viejo macho montés que había sido herido de gravedad por otra cabra
El cazador catalán Iván Martínez Muñoz, de 37 años de edad y natural de Barcelona, abatió a inicios del mes de marzo un imponente macho montés en un coto de la provincia de Teruel que estaba extremadamente delgado y que contaba en su cuerpo una peculiar sorpresa. Así dio con él.