Cazadores de la Colla de Sant Martí Vell Madremanya, pertenecientes a la localidad gerundense de Bordils, consiguieron hacerse el pasado domingo con un jabalí de 180 kilos. Es, según narran, el jabalí más grande abatido en la comarca: «No recordamos ninguno similar. Habíamos abatido piezas de hasta 160 kilos… pero es que este era un mastodonte auténtico», explica en declaraciones a Jara y Sedal el perrero de la colla, Jordi Moliner.
Así lograron desencamar al macareno de un maizal
Unos 15 cazadores tomaron parte el pasado domingo en la batida por daños agrícolas en un maizal en la que consiguieron dar con el gran animal. El agricultor de la zona estaba desesperado: «Nos había avisado semanas antes de que este gran animal se encontraba allí y no dudamos en programar esta batida», explica Moliner.
Apenas una hectárea de maizal. Se trataba de un campo de maíz «de pequeño tamaño, pues no llegaba a una hectárea de terreno», y era el lugar perfecto para que este animal estuviese «tranquilo durante unos meses, y además con comida», expone el perrero.
Un jabalí de 80 kilos por delante. «Según nos decía el agricultor, cada día veían un jabalí por los alrededores. Nada más comenzar la batida, solamente solté tres perros y salió un jabalí de 80 kilos de peso. Creíamos que el animal grande sería ese… pero estábamos equivocados», narra Moliner tras cazar esta primera pieza.
Los perros salieron lanzados al maizal tras abatir al primer ejemplar. Cuando los perros mordieron al jabalí abatido, «se fueron rápidamente y, a los pocos minutos, escuchamos el ladrido de uno de ellos, al que el macareno acababa de atacar». En ese instante, los cazadores volvieron a ponerse alerta y fue entonces cuando apareció en escena el protagonista de esta historia.
Una mole de 180 kilos. El perrero narra que el jabalí le salió rápidamente al puesto del cazador Francisco Delgado: «No se lo esperaba y lo abatió de un certero disparo. Por la emisora nos dijo que nos acercáramos, que teníamos que ver eso… y cuando llegamos nos quedamos pasmados», señala Moliner. Se trataba de un tremendo jabalí, que también tenía un destacable trofeo: «No creo que pase de la medalla de bronce, pero su volumen es, sencillamente, espectacular», narra por último el cazador.