El joven cazador aragonés de 16 años Diego Lorente ha tenido la suerte de abatir este precioso corzo ‘peluca’ gracias a un permiso especial por daños a la agricultura. Jara y Sedal ha hablado con él.
Mientras todos estamos pendientes, esperando el momento para salir al campo en busca de los corzos, la noticia bomba ha llegado a la redacción de Jara y Sedal: Diego Lorente, un cazador aragonés de 16 años, ha conseguido cazar un espectacular trofeo de corzo peluca gracias a una autorización especial por daños.
La cacería tuvo lugar este pasado domingo, 3 de mayo, en un coto social gestionado por una sociedad de cazadores, ubicado en la provincia de Zaragoza. Como es lógico teniendo en cuenta su edad, Diego empezó la mañana cazando en compañía de su padre. El lugar elegido para la espera era un barranco espeso y el joven cazador decidió bajar unos metros para echar un vistazo a unas carrascas, al otro lado del cortado.
Cuando Llegó a la zona deseada, algo se movió en el fondo del barranco. De pronto, un corzo salió corriendo. Diego se echó el rifle a la cara pero como llevaba el visor con muchos aumentos fue incapaz de poner la cruz sobre el animal. Rápidamente los redujo al mínimo, alzó su rifle y, a la carrera, apretó el gatillo. El corzo cayó fulminado con un espectacular disparo en el codillo.
Un extraordinario corzo ‘peluca’
Desde ese mismo instante Diego supo que había cazado un corzo ‘peluca’ de campeonato y así se lo comentó a su padre. Este, dubitativo, tenía la impresión de que su hijo se había equivocado y a lo mejor había cazado un corzo con algo de borra. No se podía imaginar que un animal así haría acto de presencia a las primeras de cambio.
Cuando llegaron al corzo las caras de asombro eran palpables. Estaban ante un tremendo corzo peluca, de esos que se cazan una vez en la vida y si la diosa Diana decide ponértelo delante.
El trofeo era imponente: las luchaderas y las puntas estaban cubiertas de pelo y las bases eran increíbles. Una masa de bultos y verrugas lo cubría todo, hasta casi tapar los ojos del animal.
Para dar caza a este corzo único, Diego echó mano de su rifle Sako A7 en calibre .300 Winchester Magnum con un potentísimo visor Steiner de 4-16 x 56 equipado con torreta balística, que en este caso no tuvo que utilizar, ya que disparó a unos 90 metros de distancia.
Por supuesto, esta cacería contó con todos los permisos necesarios para llevarse acabo –incluido el pertinente precinto–, tal y como viene reflejado en la ORDEN AGM/329/2020, de 17 de abril, artículo 4.
La naturalización del trofeo correrá a cargo de Benedito, quien lo colocará en una urna de cristal para que el recuerdo de un corzo único viva para siempre.